10 - Illuminatus Parte III: Leviatán - Libro Cinco: GRUMMET - Décimo Viaje, o Malkuth




Libro Cinco: GRUMMET



La partida hacia la luna y hacia los planetas tampoco es un evento histórico. Es el salto evolutivo mayor… hoy, cuando hablamos de inmortalidad y de viajes a otros mundos ya no hablamos en sentido teológico o metafísico. La gente está luchando por alcanzar la inmortalidad física. La gente está viajando a otros mundos. La trascendencia ya no es un concepto teórico. Se ha vuelto una realidad. - F. M. Esfandiary, Upwingers







Décimo Viaje, o Malkuth



ADIOS AL PLANETA TIERRA







Os habéis encerrado en jaulas de temor; y mirad, ahora os quejáis de vuestra falta de libertad. - Lord Omar Khayaam Ravenhurst, G. C. S., “Epístola a los Paranoicos”, El Honesto Libro de La Verdad









Mientras la Tierra giraba sobre su eje y el amanecer iba llegando ciudad tras ciudad, aldea tras aldea, montañas y valles tras montañas y valles, se hizo obvio que el 1 de Mayo sería brillante y soleado casi en todas partes. En Atenas, un estudiante de los clásicos, despertando en la celda adonde lo habían llevado ciertas opiniones platónicas, sintió una explosión inesperada de esperanza y saludó a Helios con las sílabas onduladas de Safo, gritando entre los barrotes “¡Brodadaktylos Eos!”. Los pájaros, sorprendidos por el grito, huyeron volando del patio de la prisión llenando el aire de aleteos; los guardias se acercaron y le dijeron que se callara. Él les respondió muy amaneradamente “¡Polyphloisbois thalassas! ¡Me han quitado todo, pero no pueden quitarme al viejo Homero!”.



En París, los comunistas bajo la bandera Roja, y los anarquistas bajo la bandera Negra se estaban preparando para el Día Internacional de la Solidaridad Laboral, pero los cismas y sectarismos usuales demostrarían una vez más la falta de solidaridad laboral internacional. Y en Londres, Berlín, y en otras miles de ciudades, el Rojo y el Negro ondearían, y las lenguas de sus partidarios se moverían, y el viejo anhelo por una sociedad sin castas se manifestaría una vez más por sí mismo; al mismo tiempo, en esas mismas ciudades, un nombre y un propósito más antiguos serían conmemorados ese día en convento tras convento, escuela tras escuela donde los versos (mucho más antiguos que la cristiandad) serían entonados a la Madre de Dios:



Reina de los Ángeles, Reina de Mayo



En Estados Unidos, desgraciadamente, las celebraciones habituales del Día Nacional de la Ley fueron canceladas, ya que los disturbios aún no habían finalizado completamente.



Pero en el resto del mundo, en Asia y África, así como en Europa y en las Américas, los miembros de la Religión Más Antigua retornaban desde sus festivales, murmurando “bendita seas” al despedirse, seguros en su conocimiento de que la Madre de Dios todavía estaba viva y los había visitado a medianoche, ya sea que la conocieran con el nombre de Dian, Dan, Tan, Tana, Shakti o incluso Erzulie.



Reina de los Ángeles, Reina de Mayo



En Nairobi, Nkrumah Fubar recogió su correo de manos de un amigo, empleado en el servicio postal. Para su regocijo, American Express había cedido y había corregido el error, validando finalmente su pago del 2 de Febrero. Aquella había sido una magia formidable, ya que la notificación había sido enviada por correo desde New York antes de que él comenzara los hechizos geodésicos contra el presidente de American Express el 25 de Abril. Obviamente valía la pena investigar más sobre dicha brujería retroactiva, cuya clave era la geometría sinérgica del tetraedro de Fuller dentro del cual había mantenido al muñeco durante el sortilegio. Luego del desayuno, antes de salir para la universidad, abrió No Más Dioses de Segunda Mano de Fuller y nuevamente forcejeó con la matemática y la metafísica arcana del halo omnidireccional. Al terminar el desayuno cerró el libro, cerró los ojos, e intentó visualizar el universo de Fuller. La imagen se formó, y, para su sorpresa y diversión, era idéntica a ciertos símbolos que un viejo brujo kikuyu había dibujado cuando le estaba explicando la doctrina del “destino con forma de hélice”.



A la vez que el libro se cerraba en Kenia, los tambores de Orabi se detenían abruptamente. Era la una de la mañana allí, y el antropólogo visitante, Indole Ringh, inmediatamente preguntó cómo era que los bailarines sabían que la ceremonia había finalizado. “El peligro ha pasado,” le explicó un viejo hopi pacientemente, “¿No sientes la diferencia en el aire?” (Saúl, Barney y Markoff Chaney corrían hacia Las Vegas en el Brontosurus rentado, mientras Dillinger conducía sosegadamente hacia Los Ángeles). En Honolulu, al mismo tiempo que el reloj marcaba las nueve del día anterior, Buckminster Fuller, corriendo de un avión a otro, percibió súbitamente una nueva estructura geodésica donde incorporar plenamente el halo omnidireccional… Y luego del viaje de cuatro horas hacia el este, aterrizando en Tokio al “mismo tiempo” que dejaba Honolulu, ya había finalizado un bosquejo detallado (tenía el aspecto de una espiral) mientras parpadeaba el letrero de PROHIBIDO FUMAR AJUSTE SU CINTURÓN. (Eran las cuatro de la mañana en Los Ángeles, y Dillinger, ya seguro y en su casa - eso creía - escuchó los disparos que morían a la distancia. El presidente debe haber puesto en movimiento a la Guardia Nacional, pensó). En ese momento el teléfono sonó al lado de la cama de Rebecca, a las ocho, tiempo de New York, y al responder escuchó la voz excitada de Molly Muldoon gritando “¡Saúl y Barney están en la TV!, ¡Enciéndela, - han salvado al país!”.



En Las Vegas, Barney parpadeó bajos las luces de la TV y miró rígidamente hacia la cámara, al tiempo que Saúl mantuvo sus ojos en el entrevistador y habló a través de su personaje de medico-familiar.



“Inspector Goodman: ¿Podría contarles a nuestros televidentes cómo fue que se le ocurrió buscar al hombre desaparecido en las cavernas Lehman?”. El entrevistador tenía el tono profesional de todos los locutores televisivos; su entonación no habría cambiado aunque hubiera preguntado “¿Y por qué le parece más satisfactorio el producto de nuestro patrocinador?” o “¿Cuál fue su reacción cuando descubrió que tenía cáncer cerebral?”.



“Psicología” declaró Saúl gravemente. “El sospechoso era un proxeneta. Es un tipo psicológico específico, como son los abridores de cajas fuertes, los ladrones de bancos, los corruptores de menores y los policías. Intenté pensar y sentir como un proxeneta ¿Qué haría un tipo como ese con todo el gobierno buscándolo? ¿Escaparía a México o a algún otro lugar? Nunca - esa sería la reacción de un ladrón de bancos -. Los chulos no son gente arriesgada o que apuesten a lo inseguro ¿Qué haría un chulo? Buscaría un agujero donde esconderse”.



“El laboratorio criminológico del FBI confirma definitivamente que el hombre hallado por el inspector Goodman era Carmel, el portador de la plaga” intervino el entrevistador (tenía órdenes de repetir eso cada dos minutos). “Dígame, inspector, ¿Por qué un sujeto como ese no se escondió en otro lugar, digamos, una casa abandonada o una cabaña recluida en las montañas?”.



“No iba a viajar muy lejos” explicó Saúl. “Debió ponerse muy paranoico, viendo oficiales de policía en todos los lugares a los que iba. Y su imaginación debió haber exagerado el poder verdadero del gobierno. En este país hay un agente de la ley por cada cuatrocientos ciudadanos, pero debió imaginar la proporción inversa. La cabaña más alejada todavía sería muy insegura para él. Debió imaginar hordas de hombres de la Guardia Nacional y oficiales de la ley de todo tipo registrando cada metro cuadrado de los bosques de los EEUU. Los proxenetas son hombres muy comunes, en comparación a otros criminales insensibles. Piensan como la gente común en muchos sentidos. El común de la gente no comete crímenes porque tiene la misma idea exagerada sobre la omnipotencia del gobierno”. El tono de Saúl era neutral, descriptivo, pero en New York, Rebecca sintió un sobresalto: el que hablaba era el nuevo Saúl, el que ya no estaba del lado de la ley y el orden.



“Y simplemente se preguntó: ¿Dónde hay un agujero grande en Las Vegas?”.



“Si, algo por el estilo”.



“Todo el pueblo estadounidense estará agradecido con ustedes ¿Cómo fue que se involucraron en este caso? Usted está en el Departamento de Policía de New York, ¿No es así?”.



¿Cómo responderá a esa pregunta? pensó Rebecca; en ese momento sonó el teléfono.



Bajando el sonido de la tele, levantó el tubo y dijo “¿Si?”.



“Por el sonido de tu voz puedo decir que eres el tipo de mujer que cuadra completamente con mis criterios y mi sistema de valores” dijo August Personage. “Quiero lamerte el culo y la concha, quiero que me mees encima y…”



“Bien, esa es la historia más sorprendente que he oído, inspector Goodman” estaba diciendo el entrevistador. Oh, demonios, pensó Rebecca. La expresión de Saúl era tan sincera que ella supo que acababa de contar una de las mentiras más atroces de su vida.



El teléfono volvió a sonar. Rebecca atendió precipitadamente y espetó “escúchame idiota, si sigues llamándome…”



“Esa no es manera de tratar a un hombre que acaba de salvar al mundo” dijo la voz de Saúl suavemente.



“¡Saúl! Pero, estás en le tele…”.



“Eso lo grabaron hace media hora. Estoy en el aeropuerto de Las Vegas, a punto de tomar un avión hacia Washington. Tengo una entrevista con el presidente”.



“Dios mío ¿Qué le dirás?”.



“Le diré algo que un tarado como él pueda entender” concluyó Saúl.



(En Los Ángeles, el Dr. Vulcan Troll observó que el sismógrafo marcaba 2 grados ahora. Aquello tampoco era nada grave, pero le dejó una nota al estudiante graduado que vendría a reemplazarlo “Si llega a 3 grados, llámame a mi casa”. Luego condujo hasta su hogar, pasando por el bungalow de Dillinger, tarareando alegremente, feliz por que habían cesado los disturbios y la Guardia Nacional se había retirado. En el laboratorio, el estudiante estaba leyendo un libro de bolsillo titulado Orgía Carnal, y no notó que el sismógrafo saltó de 3 a 4 grados).



Danny Pricefixer despertó en Ingolstadt y miró su reloj pulsera. Mediodía. Dios mío, pensó; dormir hasta tan tarde era un pecado mayor en su sistema moral. Luego recordó algo de la noche anterior y sonrió satisfecho, girando en la cama para besar el cuello de Lady Velkor. Un brazo negro enorme estaba apoyado sobre el otro hombro de la mujer, y una mano negra, laxa por el sueño, sostenía uno de sus pechos. “¡Dios mío!” dijo Danny en voz alta, recordando un poco más, mientras Clark Kent se incorporaba con somnolencia y lo miraba.



(En ese momento, Jim “El Sonriente” Treponema estaba sorteando un pasaje muy peligroso en las montañas del norte de California. Colgando en su espalda llevaba un rifle Remington de 6mm modelo 700 Bolt Action con una mira telescópica Bushnell de 6 aumentos; una cantimplora con whisky iba enganchada a un lado de su cinturón, y otra con agua en el otro costado. A pesar de la altitud traspiraba por el esfuerzo; pero era una de las pocas personas alegres en el país, ya que había estado en medio de la nada, alejado a varias millas a la redonda de cualquier poblado y no se había enterado del terror provocado por la plaga de Ántrax Leproso Pi, ni de la declaración de ley marcial, ni de los disturbios y los atentados. Estaba disfrutando de sus vacaciones anuales, libre de las cloacas llenas de obscenidades en la que se veía sumergido durante cuarenta y nueve semanas al año - la fetidez y la mugre contra la que luchaba diariamente, arriesgando su propia alma por el bienestar de sus conciudadanos -, y estaba respirando aire limpio y pensando pensamientos limpios. Específicamente, como cazador ávido, había leído que solamente quedaba un solo espécimen vivo del águila americana, y estaba decidido a ser inmortalizado en la literatura de caza como el hombre que la había matado. Sabía muy bien, por supuesto, cómo recibirían ese logro los ecologistas y los conservacionistas, pero sus opiniones no le importaban. Eran un montón de maricas, comunistas y loquitos: eso era lo que pensaba de dichas agrupaciones. Probablemente también fueran drogadictos. No había ningún hombre de bien entre ellos. Cambió la posición del rifle, que presionaba incómodamente su camisa transpirada, y continuó escalando).



Mamá Sutra observó la carta de Tarot en el centro del Árbol de la Vida: era El Loco.



“Disculpe” dijo el arbolito.



“Esto se está volviendo ridículo” murmuró Fission Chips. “No tengo la intención de pasar el resto de mi vida hablándole a los árboles”.



“Yo también le hablo a los árboles” dijo el arbolito italiano femenino de piel oscura con el cabello recogido con un moño.



Él miró de soslayo. “Ya sé lo que eres” dijo finalmente, “eres mitad árbol y mitad mujer. Ergo, eres una dríada. Esos son los beneficios de una educación clásica”.



“Muy bien” dijo la dríada. “Pero cuando dejes de volar, te estrellarás. Recordarás tu trabajo en Londres y te preguntarás cómo vas a explicarles a ellos lo que sucedió durante el último mes”.



“Alguien me ha robado un mes” coincidió Chips. “Un viejo cerdo cínico llamado el Dealy Lama. U otro tipo llamado Sapo. Mala gente. No deberían andar por ahí robando meses”.



El árbol le dio un sobre. “Trata de no perder esto” le dijo. “Hará que la gente de tu oficina esté tan feliz que aceptarán cualquier historia que inventes para explicar por qué tardaste un mes en conseguirlo”.



“¿Qué es?”.



“El nombre de cada uno de los agentes BUGGER infiltrados en el gobierno británico, junto a los nombres falsos que usan en las cuentas bancarias donde guardan todo el dinero que no pueden declarar. Y los números de cuenta y los nombres de los bancos también. Lo único que le falta es un moño”.



“Creo que me están tomando el pelo nuevamente” dijo Chips. Pero estaba comenzando a bajar, así que abrió el sobre y echó un vistazo al contenido. “¿Esto es real?” preguntó.



“No podrán justificar ese dinero” le aseguró el árbol. “Obtendrán algunas confesiones interesantes”.



“¿Quién demonios eres?” inquirió Chips, viendo a una adolescente italiana en vez del árbol.



“Soy tu santo ángel de la guarda” dijo ella.



“Pareces un ángel,” admitió Chips antipáticamente, “pero no creo en nada de esto. Viajes en el tiempo, árboles parlantes, sapos gigantes, no lo creo. Alguien me suministró alguna droga”.



“Si, alguien te drogó. Pero yo soy tu santo ángel de la guarda y te estoy dando este sobre que te facilitará las cosas en Londres. Lo único que debes hacer es inventar una mentira medianamente razonable…”.



“Estuve prisionero en un calabozo de los BUGGER junto a una hermosa esclava sexual euroasiática” comenzó a improvisar Chips.



“Muy bien,” dijo la chica. “No lo creerán, pero pensarán que tú lo crees, y eso es suficiente”.



“¿Quién eres en verdad?”.



Pero el árbol solamente repitió “no pierdas ese sobre” y se alejó caminando, convirtiéndose en una adolescente italiana nuevamente y luego en una mujer gigante que llevaba una manzana dorada. Hauptmann, jefe de investigaciones de la policía de la República Federal de Alemania, examinó con disgusto la Suite Fuehrer. Había llegado desde Bonn y había ido directamente hasta el Hotel Danau con la determinación de encontrar algún sentido a los escándalos, tragedias, y misterios de la noche previa. El primer sospechoso que interrogó fue Freiherr Hagbard Celine, un siniestro millonario del jet-set que había concurrido al festival junto a un séquito numeroso. Celine y Hauptmann hablaron en voz baja en un rincón de la suite mientras las cámaras de los fotógrafos de la policía disparaban flashes a sus espaldas.



Hauptmann era alto y delgado, con tupido cabello cano, facciones alargadas y lobunas y ojos penetrantes. “La muerte de su presidente anoche fue una horrible tragedia,” dijo. “Mis condolencias. También por el estado lamentable de la situación de su país”. En realidad, a Hauptmann le complacía ver a los Estados Unidos de América cayendo en el caos. Tenía quince años al final de la II Guerra Mundial cuando fue llamado a prestar servicio por su bandera mientras los aliados avanzaban en suelo alemán, y había visto a su país arrasado por las tropas americanas. Aquello había provocado en él una impresión más profunda y duradera que el pacto de cooperación posterior entre EEUU y Alemania Occidental.



“No es mi presidente, ni mi país” dijo Hagbard rápidamente. “Nací en Noruega. Viví un tiempo en EEUU y obtuve la nacionalización cuando era mucho más joven. Pero renuncié a mi ciudadanía estadounidense hace muchos años”.



“Ya veo” dijo Hauptmann, intentando ocultar su desagrado por la indiferencia de Hagbard hacia la identidad nacional. “¿Y qué país tiene el honor de reclamarlo a usted como ciudadano en este momento?”.



Sonriendo, Hagbard buscó en el bolsillo interior del saco de navegante azul marino con botones de bronce que vestía para la ocasión. Le dio su pasaporte a Hauptmann, quien lo inspeccionó y gruñó con sorpresa.



“Guinea Ecuatorial”. Levantó la mirada ceñuda. “¡Fernando Poo!”.



“Así es” dijo Hagbard con una sonrisa blanca partiendo sus rasgos oscuros. “Aceptaré su expresión de simpatía por el estado lamentable de la situación de ese país”.



El desagrado de Hauptmann por aquel plutócrata latino se profundizó. Indudablemente, el hombre era uno de esos aventureros internacionales inescrupulosos que llevaban la ciudadanía como muchos buques de carga llevaban bandera panameña. La fortuna de Celine probablemente fuera igual o superior al patrimonio total de Guinea Ecuatorial. A pesar de eso, parecía que no había hecho nada por su país de adopción, excepto sobornar a unos cuantos funcionarios para obtener la nacionalidad. Guinea Ecuatorial se había dividido arrastrando al mundo casi a una tercera guerra mundial, y este parásito engreído del Mediterráneo llegaba a un festival de rock manejando un Bugatti Royale junto a una corte de zánganos, lame botas, fracasados, esbirros, putas, drogadictos y otras escorias de la sociedad ¡Muy desagradable!



Hagbard miró alrededor. “Este cuarto es un lugar horrible para conversar ¿Cómo puede soportar el olor? Me está dando nauseas”.



Contento de haberle provocado cierta incomodidad al hombre que hallaba cada vez más desagradable, Hauptmann se echó hacia atrás en el sillón rojo mostrando los dientes con una sonrisa. “Me disculpará, Freiherr Celine, pero necesito estar aquí y, al mismo tiempo, necesito hablar con usted. Sin embargo, pensé que este extraño olor a pescado podrido no sería del todo desagradable para usted. Tal vez su atuendo náutico me confundió”.



Hagbard se encogió de hombros. “Soy un hombre de mar. Pero el hecho de que a un hombre le guste el mar no significa que quiera sentarse al lado de una tonelada de caballa podrida. A propósito, ¿Qué es este olor?”.



“No tengo idea. Esperaba que usted pudiera identificarlo por mí”.



“Pescado podrido, eso es a lo que me huele. Temo que usted espera más de lo que yo posiblemente pueda suministrarle. Supongo que usted piensa que puedo contarle muchas cosas sobre lo de anoche ¿Qué es lo que intenta averiguar?”.



“Antes que nada, quiero saber qué es lo que pasó en realidad. Creo que tenemos un caso de abuso de drogas a escala descomunal. Y hemos tenido - el mundo occidental en general - demasiados casos de ese tipo en los años recientes. Aparentemente, no hay ni una sola persona que haya asistido al festival que no haya probado esa bebida dosificada con LSD”.



“Convide a las personas con sus postres favoritos y ninguna escapará” dijo Hagbard.



“¿Disculpe?”.



“Estaba parodiando a Shakespeare” comentó Hagbard. “No es relevante. Continúe”.



“Bien. Hasta ahora nadie fue capaz de facilitarme un recuento coherente o digno de los eventos de anoche” dijo Hauptmann. “Ha habido veintisiete muertes que pudimos constatar. Hubo abuso masivo de LSD. Hubo numerosas denuncias de disparos de armas de fuego en alguna parte de la costa del lago. Muchos testigos alegan haber visto a un gran número de hombres con uniforme nazi corriendo por los bosques. Si eso no fue una alucinación, usar uniforme nazi es un delito grave en la República Federal de Alemania. Hasta el momento logramos mantener todo esto lejos de la prensa incomunicando a los periodistas que vinieron hasta aquí, pero deberemos determinar con precisión qué crímenes fueron cometidos, quien los perpetró, y procesarlos enérgicamente. De otra forma, apareceríamos ante el mundo como una nación incapaz de manejar los problemas de la corrupción generalizada en la juventud dentro de nuestras propias fronteras”.



“Todas las naciones son corruptoras de jóvenes” dijo Hagbard. “No me preocuparía por eso”.



Hauptmann refunfuñó, viendo en su mente a un grupo de personas enloquecidas por la droga y disfrazadas de nazis, y viéndose a sí mismo con uniforme alemán hace más de treinta años, cuando tenía quince, y comprendió lo que Hagbard había querido decir. “Tengo trabajo que hacer” dijo de mal humor.



¿Ves lo agradable que es el mundo ahora que los Saures se han ido? dijo el Dealy Lama a su cerebro. Hagbard mantuvo su cara de póker.



Hauptmann continuó “su rol en el incidente parece haber sido de naturaleza constructiva, Freiherr Celine. Me dijeron que usted subió al escenario cuando la histeria y las alucinaciones alcanzaron una especie de clímax, y pronunció un discurso que calmó notablemente a la audiencia”.



Hagbard rió. “No tengo ni idea de lo que dije ¿Sabe que fue lo que pensé? Creí que yo era Moisés y que el público eran los israelitas, y que los estaba guiando a través del Mar Rojo mientras el ejército del Faraón nos perseguía para matarnos”.



“Parece que los únicos israelitas presentes aquí anoche la han pasado bastante mal ¿Es usted judío Freiherr Celine?”.



“No soy religioso en absoluto ¿Por qué lo pregunta?”.



“Pensé que si lo era tal vez podía arrojar alguna luz sobre la escena que encontramos aquí en el hotel. Bien, no importa. Es interesante que usted haya pensado que los estaba guiando hacia el otro lado del lago. De hecho, esta mañana, cuando los escuadrones de la policía entraron en el área, descubrieron que la mayor parte de la concurrencia estaba en la orilla opuesta a la del festival”.



“Bien, tal vez fuimos hasta allí rodeando las márgenes y creímos haberlo cruzado” dijo Hagbard. “A propósito ¿Ustedes no tenían ningún oficial en el festival?, ellos podrían aclarar las cosas”.



“Teníamos unos pocos agentes de civil allí, pero no me aclararon nada. Todos tomaron LSD sin saberlo, menos uno. Y ese también alucinó, tal vez por alguna especie de contagio psicológico. Vio nazis, una mujer resplandeciente de 30 metros de altura y un puente sobre el lago. Pura basura. Como usted sin dudas habrá notado, no había policía uniformada en el área. Se hizo el arreglo - sancionado en los niveles más altos del gobierno - para dejar la seguridad a cargo de los organizadores del festival. Se creyó, dada la actitud de la juventud de hoy en día, que la policía no sería efectiva para controlar semejante multitud. Debo decir que, en mi opinión, esa fue una decisión cobarde. Pero gracias a Dios no soy un político. Como resultado de esa decisión, la seguridad y el orden del festival quedaron en manos de gente como usted, que tuvo la inspiración de hacer algo al respecto de la situación. Aunque también estuvieran un tanto confundidos, como víctimas involuntarias del LSD”.



“Bueno,” dijo Hagbard, “para entender plenamente lo que sucedió, usted debe comprender que mucha gente probablemente haya disfrutado del viaje de ácido. Yo, personalmente, he tenido muy buenas experiencias con el LSD. Comprenderá que un hombre de intereses amplios, como yo, se siente obligado a probar de todo aunque sea una vez. Tomé ácido cuando todavía era legal en casi todo el mundo”.



“Por supuesto” dijo Hauptmann amargamente.



Hagbard observó el salón alrededor y dijo “¿Consideró la posibilidad de que estos ancianos hayan consumido LSD inconscientemente y les haya fallado el corazón o algo así?”.



Había veintitrés muertos en la suite. Trece de ellos estaban en la misma sala de estar donde se encontraban Hagbard y Hauptmann. Los muertos también estaban sentados, aunque en diferentes posiciones de colapso: algunos con la cabeza echada hacia atrás, otros doblados hacia delante, con la cabeza entre las rodillas y las manos descansando en el suelo. Había nueve ancianos más en el dormitorio y uno en el baño. La mayoría tenían el cabello blanco; algunos eran completamente calvos. Ninguno aparentaba tener menos de ochenta años de edad, y algunos parecían ser mayores de noventa. El hombre en el baño había sido sorprendido por la muerte en una posición vergonzosa: sentado en el inodoro con los pantalones bajos. Aquel era el hombre mayor de largo bigote blanco y con un mechón de cabello cano sobre la frente que se había dirigido de manera poco amistosa a George en el lobby del hotel.



Hauptmann sacudió la cabeza. “Me temo que no será una tarea fácil descubrir qué les pasó a estos hombres. Parecen haber muerto al mismo tiempo. No hay restos perceptibles de veneno, no hay signos de lucha o de dolor, excepto por la expresión de sus ojos. Todos tienen los ojos abiertos, y parecen estar mirando algo indescriptiblemente horroroso”.



“¿Sabe quienes son? ¿Por qué me dijo que yo habría podido ayudar si hubiera sido judío?”.



“Encontramos sus pasaportes. Todos son israelíes. Eso, en sí mismo, es bastante extraño. Generalmente los judíos de esta edad no vienen a nuestro país, por razones obvias. De cualquier manera, hubo una organización conectada con el movimiento sionista fundada aquí en Ingolstadt, el 1 de Mayo de 1776. Estos ancianos de Sión deben haberse reunido aquí para celebrar el aniversario”.



“Ah, si,” dijo Hagbard, “los Illuminati de Baviera, ¿No? Recuerdo haber escuchado algo sobre ellos ni bien llegamos aquí”.



“La organización fue instituida por un jesuita excomulgado, y sus miembros eran francmasones, librepensadores y judíos. También hubo nombres famosos de la política y el arte: el Rey Leopoldo, Goethe, Beethoven”.



“¿Y usted dice que esta organización estaba detrás del movimiento sionista?”.



Hauptmann hizo de lado la sugerencia con sus dedos largos y delgados. “Yo no dije que estuvieran detrás de nada. Siempre hay gente que cree que debe haber algo oculto detrás de cada fenómeno político o delictivo que sucede. Siempre hay una conspiración que lo explica todo. Eso es poco científico. Si usted desea comprender los eventos, usted debe analizar a la población y las condiciones económicas, culturales y sociales en las que vive. El sionismo fue un resultado lógico de la situación de los judíos durante los últimos cien años. Uno no necesita imaginar a un grupo de iluminados planeando y promulgando el movimiento con motivos retorcidos para provecho propio. La condición de los judíos era miserable casi en todas partes - y necesitaban un lugar a donde ir -: hasta a un niño se daría cuenta de que Palestina era una posibilidad atractiva”.



“Bien,” dijo Hagbard, “si los Illuminati no tienen ninguna importancia en la historia de Israel, ¿Qué hacen aquí estos veintitrés ancianos israelíes en el día del aniversario de la organización?”.



“Tal vez ellos pensaron que los Illuminati eran importantes. Tal vez todos ellos eran miembros. Debo indagar con Israel sobre sus identidades. Probablemente sus parientes reclamen los cuerpos. De otra forma, el gobierno alemán verá que sean sepultados en el cementerio judío de Ingolstadt con las ceremonias apropiadas. El gobierno es muy servicial con los judíos. Hoy en día”.



“Tal vez eran librepensadores” dijo Hagbard. “Quizás no les hubiera gustado ser enterrados con ceremonias religiosas”.



“Especular sobre eso no tiene importancia” dijo Hauptmann. “Debemos consultar con el gobierno israelí y hacer lo que ellos sugieran”. Un camarero de edad avanzada golpeó la puerta y uno de los hombres de Hauptmann le permitió el ingreso. Empujaba un carrito en el que llevaba una magnífica cafetera de plata, tazas, y una bandeja repleta de pastelillos. Avanzó llevando el carrito sobre la gruesa alfombra directamente hasta Hauptmann y Hagbard. Sus ojos evitaron estudiadamente los cuerpos desparramados por la suite. Les sirvió café.



“Mucha crema y azúcar” dijo Hagbard.



“Negro para mí” dijo Hauptmann tomando un pastelillo con relleno de cereza y devorándolo con entusiasmo.



“¿Cómo sabe que no han puesto LSD en el café o en los pastelillos?” preguntó Hagbard sonriendo pícaramente.



Hauptmann se pasó una mano por el cabello y sonrió también. “Porque haría clausurar este hotel si me sirvieran comida contaminada, y ellos lo saben. Tomarán todas las precauciones”.



“Ahora que tenemos un poco más de confianza y estamos tomando café juntos,” dijo Hagbard, “déjeme pedirle un favor: que me deje libre hoy. Tengo intereses que cuidar en EEUU, y me gustaría poder partir”.



“Originalmente usted había planeado quedarse la semana entera. Ahora, de repente, se tiene que ir. No comprendo”.



“Planeaba quedarme, pero eso fue antes de que hicieran desaparecer a casi todo el gobierno de EEUU. También porque luego de que el resto del festival ha sido suspendido, no hay ninguna razón para quedarse. A propósito, todavía no tengo ese punto en claro ¿Por qué suspendieron el festival? ¿De quien fue la idea y cuales son los motivos?”.



Hauptmann miró hacia abajo y tomó otro pastelillo, mientras Hagbard se preguntaba cómo hacía para comer en medio de aquel olor horrible. Podía comprender que a un detective no le molestara la presencia de los muertos, pero el olor a pescado podrido era otra cosa.



“Para comenzar, Freiherr Celine, está la desaparición y posible muerte por inmersión de los cuatro miembros de la familia Saure, conocidos como los Asociación Médica Americana. Las versiones de lo que pudo haberles ocurrido son inciertas, fantásticas y contradictorias, como las de los demás incidentes que ocurrieron anoche. Según mi reconstrucción, se hundieron en el lago a bordo del auto”.



“¿Desde que orilla?”.



Hauptmann encogió los hombros. “Eso apenas importa. Virtualmente, el lago no tiene fondo. Si están allí, dudo que vayamos a encontrarlos. También deben haber estado bajo la influencia del LSD, y ellos no eran consumidores” miró a Hagbard acusadoramente. “Eran tan pulcros. Una gran esperanza para el futuro. Y el auto era una reliquia nacional. Una gran pérdida”.



“¿Fueron las únicas víctimas bien conocidas?”.



“¿Cómo saberlo? No tenemos un registro preciso de las personas que concurrieron al festival. Nadie hizo una lista de la gente que compró entradas, como debió hacerse. Miles de jóvenes pudieron haberse ahogado en el lago y nosotros no estaríamos enterados. Como usted ya sabe, los Saures eran el espíritu que dio vida al festival de Ingolstadt. Chicos muy patriotas. Deseaban hacer algo para promover el turismo en Alemania, particularmente en Baviera, de donde eran originarios”.



“Si,” dijo Hagbard. “Leí que Ingolstadt era su ciudad de nacimiento”.



Hauptmann meneó la cabeza. “Su agente de prensa divulgó eso cuando el festival fue ideado. En realidad, ellos nacieron en la parte norte de Baviera, en Wolfram-Eschenbach. Es el lugar de nacimiento de otro famoso músico alemán, el Minnesinger Wolfram von Eschenbach, que escribió Parzival. Bien, ahora se han ido y nadie parece haber quedado a cargo. Sin ellos, el festival simplemente colapsó, como un cuerpo sin cabeza. Es más, el gobierno quiso cancelar completamente el festival porque no desea una repetición de lo de ayer. El LSD todavía es ilegal en Alemania Occidental, a diferencia de los EEUU”.



“Hay partes de los EEUU en donde todavía es ilegal” dijo Hagbard. “No es ilegal en Guinea Ecuatorial porque nunca tuvimos problemas con las drogas”.



“Y ya que usted es un ciudadano entusiasta de Guinea Ecuatorial, estoy seguro que eso lo deleita” dijo Hauptmann. “Bien, Freiherr Celine, me gustaría dejarlo ir inmediatamente, pero a medida que vaya ensamblado más piezas de los eventos de anoche tendré más preguntas que hacerle. Debo pedirle que se quede en el área de Ingolstadt”.



Hagbard se puso de pie. “Si usted accede a no encerrarme o ponerme bajo custodia, le daré mi palabra de que me quedaré por aquí”.



Hauptmann sonrió levemente. “Su palabra no será necesaria. Todas las rutas están bloqueadas; no se permite que ningún avión despegue o aterrice en el aeródromo de Ingolstadt. Usted podrá recorrer el pueblo, el lago y el área del festival sin ser molestado”.



Hagbard se fue al mismo tiempo que el viejo camarero. Luego de cruzar la puerta, el anciano le dijo “es una lástima”.



“Bueno,” dijo Hagbard, “todos tenían más de ochenta. Es una buena edad para morir”.



El camarero rió. “Yo tengo setenta y cinco y creo que ninguna edad es buena para morir. Pero no me refería a eso. Tal vez mein herr no notó la pecera en el cuarto. Estaba rota, y los peces estaban todos desparramados por el piso. He cuidado de esa pecera por más de veinte años. Tenía una hermosa colección de peces tropicales exóticos. Incluso Criadores Bucales egipcios. Pero ahora están todos muertos”.



Hagbard quiso preguntarle al camarero que era un criador bucal egipcio, pero de repente el hombre saludó y desapareció en un cuarto de servicio.



Danny Pricefixer andaba vagando en la oscuridad junto a Lady Velkor y Clark Kent sintiéndose maravillosamente bien, cuando la Srta. Portinari lo interceptó. “Esto te interesará”, le dijo la chica dándole un sobre similar al que le había dado a Fission Chips.



“¿Qué es esto?” le preguntó, viéndola vestida con una túnica y sosteniendo una manzana.



“Échale un vistazo”.



Abrió el sobre y encontró una fotografía de Tobias Knight y Zev Hirsch en medio de la oficina de Confrontación, poniendo la bomba.



“Este hombre,” dijo ella, señalando a Knight, “desea presentar evidencia contra Hirsch y Atlanta Hope. Hace tiempo que deseabas atraparlos, ¿No es así?”.



“¿Quién eres?” preguntó Danny, observándola.



“Soy la persona de quien te habló Mamá Sutra, tu contacto aquí en Ingolstadt. Pertenezco a los Iluminados”.



(“¿De qué están hablando estos dos?” le preguntó Clark Kent a Lady Velkor. “¿Quién sabe?” respondió ella. “Ambos están drogados”).



“Los Relámpagos de Dios son la tapadera más activa del Culto del Signo Amarillo en América hoy en día” continuó la Srta. Portinari… unos pocos metros más allá, Joe Malik le decía a Hagbard “no me gusta incriminar a nadie. Ni siquiera a gente como Hirsch y Hope”.



“¿Nos acusas de conducta anti-ética?” preguntó Hagbard inocentemente.



(Pat Walsh está discando un número telefónico).



“Además no creo en las cárceles,” dijo Joe francamente, “y no creo que Atlanta y Zev salgan reformados de ella. Saldrán peor”.



“Puedes estar seguro de que los Illuminati te protegerán” concluyó la Srta. Portinari con seriedad. Danny Pricefixer siguió mirándola fijamente.



El teléfono está sonando a lo lejos, arrastrándome nuevamente hacia un cuerpo, un yo, un propósito, rompiendo en pedazos mis recuerdos de haber sido el maestro de ceremonias. Me siento y levanto el tubo. “Hirsch” digo.



“Mi nombre es Pat Walsh” dice una voz de mujer. “Hablo en nombre de Atlanta. La contraseña es Theleme”.



“Continúe” digo ásperamente, preguntándome si será sobre aquel profesor pacifista que matamos en la plaza de la ONU el primero de Abril.



“Usted ha sido incriminado en un atentado con explosivos” dijo. “Deberá esconderse”.



Hagbard rió. “Atlanta no volverá a EEUU. Ha sido doble agente durante más de dos años. Trabajando para mí”. (Encontré la puerta del depósito que describió esa mujer, Walsh. Estaba abierta, como ella había prometido, y me quedé pensando en el nombre que tenía escrito, Traslados Gold & Appel…) “Lo mismo va por Tobias Knight, pero él presentará un alegato. Todo ha sido planeado cuidadosamente, Joe. Solo tú piensas que el atentado a Confrontación ha sido idea tuya”.



“¿Qué sucederá con Zev Hirsch?” preguntó Joe.



“En este momento está teniendo unas experiencias de lo más educacionales en New York” respondió Hagbard. “Yo tampoco creo en las cárceles”.



Estoy atrapado, los tres me rodean, y Jubela reclama “dinos la Palabra”, Jubelo repite “dinos la Palabra”, y Jubelum desenfunda la espada, “dinos la Palabra, Zev Hirsch…”.



“¿Un atentado con explosivos en New York?” preguntó el presidente perspicazmente, intentando parecer tan duro como su predecesor.



“Si,” continuó Saúl. “Cuando el vínculo con los Relámpagos de Dios se hizo claro para nosotros, Barney y yo partimos hacia Las Vegas. Usted comprenderá por qué”.



El presidente no comprendió, pero no iba a admitirlo. “¿Fueron hacia Las Vegas?” preguntó perspicazmente, intentando parecer tan duro como su predecesor.



“Si” dijo Saúl. “Tan pronto descubrimos lo del Ántrax Leproso Pi y la muerte del Dr. Mocenigo, nos dimos cuenta de que debería estar involucrada la misma organización. Los Relámpagos de Dios”.



“¿Los Relámpagos de Dios?” preguntó el presidente perspicazmente, recordando tiempos pasados, cuando había sido convocado como orador invitado a sus reuniones.



“Y el grupo que los infiltró y se apoderó de ellos, el Culto del Signo Amarillo. Tenemos razones para creer que un agente del servicio de inteligencia británico llamado Chips llegará a Londres en unas horas con evidencias sobre los operativos del Signo Amarillo dentro de su propio gobierno. Como verá, señor, se trata de una conspiración internacional”.



“¿Una conspiración internacional?” preguntó el presidente perspicazmente.



Y en el Central Park, nuestra vieja amiga Perri salta al suelo desde el árbol, arrebata una nuez arrojada por August Personage y rápidamente da tres vueltas alrededor del tronco, por si acaso este amigo-posible-enemigo saque un arma y comience a disparar…



Mientras que mucho más arriba de las montañas más altas de California, otro aspecto de mi consciencia se eleva como una poesía alada, sabiendo, de alguna manera, mucho más sobre lo que está por venir que el sismógrafo del Dr. Troll: porque soy el último, realmente el último. Los ecologistas tienen razón: la mía no es solamente una raza en peligro, si no una raza casi extinta, y en los últimos años mis sentidos se han ido afilando más allá del instinto. Vuelo en círculos, en círculos, y me elevo, sobrevuelo, floto ¡Que momento extraño para mí! No estoy pensando en peces, ya que mi barriga está llena, y mientras vuelo en círculos y más círculos, pienso solamente en elevarme, en la libertad y un poco en las malas vibraciones que me llegan desde abajo ¿Necesitan un nombre con el que llamarme? Llámenme Hali Uno entonces: el último haliaeetus leucocephalus; otrora símbolo de la Roma Imperial, y ahora símbolo de la América Imperial, de quienes nada sé ni me importa, porque todo lo que conozco es la libertad de mis dominios, cosa sobre la cual los romanos y los americanos tienen ideas de lo más confusas y distorsionadas. Con mis largas plumas vuelo en círculos. Soy Hali Uno y grito, no con rabia, miedo o dolor; grito con éxtasis, con el gozo tremendo de mi sola existencia, y el grito hace eco de montaña en montaña, resonando más y más, un sonido que solamente otro de mi especie podría comprender, pero ya no queda ninguno para oírlo. Pero sigo gritando: el grito de Shiva el Destructor, el rostro verdadero de Vishnu el Preservador y Brahma el Creador: porque mi grito no es de vida o de muerte, si no de vida en la muerte, y siento el mismo desprecio por Perri que por August Personage, por ardillas y hombres, y por todos los pájaros más pequeños que no pueden ascender a mi altura y no comprenden la agonía y la supremacía de mi libertad.



No. Destruyeron a Billie Freschette lenta y horriblemente y destruyeron a Marilyn Monroe rápida y súbitamente como un relámpago destruyeron a Papá y a Mamá pero mierda lo digo en serio no me destruirán a mí. No. Aunque sea mejor con Simon que con cualquier otro hombre aunque sepa más que cualquier otro que haya estado conmigo. No. No puede ser él  y ni siquiera puede ser Hagbard quien parece ser el rey del circo el mismísimo Maestro de Ceremonias y el guardián del secreto final. No. No puede ser ningún hombre y ciertamente por Jesucristo no puede ser el departamento de policía de Chicago. No. Es oscuro como mi propia piel y como el destino que me han impuesto por ello y sea lo que sea solamente lo encontraré por mis propios medios Dios la vez que yo estaba durmiendo y me mordió aquella rata Papá gritó casi hasta llorar “mataré al puto casero mataré al hijo de puta le arrancaré su maldito corazón de blanco” hasta que Mamá finalmente lo calmó. No. Él murió al poco tiempo. No. Hubiera sido mejor que hubiera matado al casero. No. Incluso si lo atrapaban. No. Incluso si moría en la maldita silla eléctrica y nosotros teníamos que vivir del plan social. No. Un hombre no debería dejar que eso le suceda a su hija no debe ser realista y práctico. No. No importa lo bueno que pueda ser no importa lo maravillosa que sea la acabada en mi cabeza siempre dará vueltas el hecho de que Simon es blanco. No. Radical blanco revolucionario blanco amante blanco no importa todavía es blanco y no es el ácido o el estado de ánimo mierda tarde o temprano debes decidirte ¿Estás en tu propio viaje o en el viaje de alguien más? No. No puedo unirme a los Relámpagos de Dios o a lo que queda de la Liberación Femenina quiero decir mierda esa poesía que Simon cita está equivocada. No. No es verdad que ningún hombre es una isla. No. La verdad es que todos los hombres son una isla en especial todas las mujeres somos una isla y más aún cada mujer negra es una isla.



El 23 de Agosto de 1928, Rancid, el mayordomo de la Mansión Drake en el viejo Beacon Hill, reportó un hecho más bien desagradable a su patrón. “¡Buen Señor!” exclamó el viejo Drake al oírlo, “¿Ahora se está volviendo papista?”. Su segunda pregunta fue menos retórica: “¿Está usted absolutamente seguro?”.



“Sin dudas” respondió Rancid. “Las doncellas me mostraron las medias. Y los zapatos”.



Esa noche, hubo un intento malhumorado de conversación en la vieja biblioteca de la casa. “¿Volverás a Harvard?”, “Todavía no”.



“¿Al menos intentarás con algún otro maldito loquero?”. “Hoy en día se los llama psiquiatras, Padre. No creo”.



“Maldita sea, Robert, ¿Qué pasó en la guerra?”. “Muchas cosas. Aunque todas beneficiosas para nuestro banco, así que no te preocupes por ellas”. “¿Te estás haciendo Rojo?”.



“No veo que eso sea beneficioso. Hoy, el estado de Massachussets ejecutó a dos hombres inocentes por sostener opiniones de ese tipo”. “Inocente mi tía Fanny. Robert, conozco personalmente al juez y…”.



“Y él cree en lo que el amigo de un banquero debe creer”.



Hubo una pausa prolongada y el viejo Drake aplastó un cigarro que apenas había empezado. “Robert: tú sabes que estás enfermo”. “Si”.



“¿Qué es lo último… vidrios y clavos en tus zapatos? Tu madre se moriría si se enterara”.



Hubo otro silencio. Finalmente, Robert Putney Drake contestó lánguidamente “fue un experimento. Una fase. Los indios sioux se hacen cosas peores durante la Danza del Sol. Al igual que muchos monjes en los monasterios de España, en la India y en otros lugares. Igualmente no es la respuesta”. “¿Realmente has concluido con eso?”.



“Oh, si. Ahora estoy probando otra cosa”, “¿Algo para hacerte daño otra vez?”, “No, nada que me provoque daño”.



“Bien, me alegra oír eso. Pero quiero que vayas a otro loquero, psiquiatra, o como quiera que se llamen”. Otra pausa. “Puedes recomponerte, y lo sabes. Hazte hombre Robert. Hazte hombre”.



El viejo Drake estaba satisfecho. Había hablado seriamente con el chico; había cumplido con su deber de padre. Además, el detective privado le aseguró que lo del Asunto Rojo en realidad era trivial: el joven había concurrido a varias reuniones anarquistas y comunistas, pero sus comentarios habían sido uniformemente fríos y cínicos.



Las verdaderas malas noticias llegaron de parte de los detectives privados casi un año después.



“¿Cuánto costará que la chica mantenga la boca cerrada?” preguntó el viejo Drake inmediatamente.



“Luego de pagar los gastos de hospital, tal vez mil más” le dijo el hombre de Pinkerton.



“Ofrécele quinientos” replicó el viejo. “Sube hasta mil solamente si tienes que hacerlo”.



“Yo dije tal vez mil” dijo el detective sinceramente. “Él utilizó un tipo de látigo especial, uno que tiene clavos doblados en los extremos. La chica tal vez pida dos mil o tres mil”.



“Es solamente una puta común. Están acostumbradas a ese tipo de cosas”.



“No a este punto”. El detective estaba perdiendo su tono amable. “Las fotos de su espalda y especialmente de sus nalgas no me afectaron mucho. Pero eso es porque soy detective y he visto muchas cosas. Un jurado normal vomitaría, Sr. Drake. En el juzgado…”.



“En el juzgado,” interrumpió el viejo Drake, “ella comparecerá ante un juez que pertenece a varios de mis clubes, y que tiene inversiones en mis bancos. Ofrézcale quinientos”.



Dos meses después, la bolsa se derrumbó y los millonarios de New York comenzaron a saltar desde ventanas altas al asfalto duro. Al día siguiente, el viejo Drake encontró a su hijo mendigando en la calle cerca del cementerio de Old Granary. El muchacho vestía atuendos viejos de una tienda de ropa de segunda mano.



“No estamos tan mal, hijo. Saldremos adelante”.



“Oh, ya lo sé”.



“¿Entonces que carajo es toda esta maldita tontería?”



“Experiencia. Estoy aprendiendo a salir de una trampa”.



El viejo volvió rabiando todo a lo largo del camino al banco. Esa noche decidió que era momento para mantener otra discusión abierta y honesta; pero cuando fue al cuarto de Robert, encontró al joven completamente envuelto con cadenas y con el rostro enrojecido.



“¡Dios! ¡Maldición! ¡Hijo!, ¿Qué es esto?”.



El muchacho - que tenía veintisiete años y en algunos aspectos era más sofisticado que su padre - sonrió relajado.



El color rojo desapareció de su cara. “Es uno de los escapes de Houdini” explicó simplemente.



“¿Tratas de ser un mago de escenario? ¡Dios mío!”.



“Para nada. Estoy escapando de otra trampa. La que dice que nadie más que Houdini puede hacer estas cosas”.



El viejo Drake, para hacerle justicia, no habría adquirido su fortuna sin cierta sagacidad en lo concerniente a las peculiaridades humanas. “Comienzo a comprender” dijo lentamente. “El dolor es una trampa. Por eso pusiste el vidrio roto en tus zapatos aquella vez. El temor a la pobreza es una trampa. Por eso es que estabas mendigando en las calles. Estás buscando convertirte en un superhombre, como esos chicos locos de Chicago, los ‘thrill killers’. Lo que le hiciste a esa puta el año pasado fue parte de todo esto ¿Qué otra cosa has hecho?”.



“Un montón” dijo Robert encogiéndose de hombros. “Las suficientes como para ser canonizado como santo o para ser quemado por adorador del diablo. A pesar de eso, nada de esto parece mejorar las cosas. Todavía no he encontrado la manera”. Súbitamente hizo otro esfuerzo y las cadenas se deslizaron hasta el suelo. “Simplemente yoga y control muscular” dijo sin orgullo. “Las cadenas de la mente son mucho más duras. Desearía que fuesen químicas, tener una llave al sistema nervioso…”.



“Robert,” dijo el viejo Drake, “irás con un loquero. Te obligaré a hacerlo si no vas voluntariamente”.



Y así fue como el Dr. Faustus Unbewusst adquirió un nuevo paciente al tiempo que la mayoría descontinuaban la terapia por culpa de la depresión financiera. Hizo unas pocas notas sobre Robert, pero fueron encontradas subsecuentemente por un operador Illuminati, fotocopiadas y archivadas en Agharti, donde Hagbard las leyó en 1965. No estaban fechadas y estaban garabateadas por una mano apurada - como reacción formativa a su propio componente anal, el Dr. Unbewusst era una persona conspicuamente desordenada y despreocupada - pero relataban la historia de manera bastante lineal:



RPD, 27 años, homo latente. Padre rico como Creso. Cinco sesiones por semana a $50 c/u, $250. Manteniéndolo en terapia 5 años: $65.000. Siendo ambicioso, 10 años. $130.000. Hermoso.



RPD no es homo latente. Psicópata avanzado. Moralmente imbécil. Disfruta que yo le esté chupando el dinero al padre. Caso sin remedio. Sintonizado en su ego. Al bastardo no le importa una mierda nada ¿Tal vez 12 años? - $156.000 ¡Mierda!



RPD vuelve al sadismo. Cree que esa es la clave. Debe ser cuidadoso. Si lo atrapan en algo serio, cárcel o manicomio, y puedo despedirme de los $156.000 ¿Tal vez algunas drogas para calmarlo?



RPD hoy nuevamente con humor esquizoide. Lleno de mierda que le dijo una gitana. Extremo cuidado: si los ocultistas lo atrapan los 130 grandes por año se van por la ventana.



Pista sobre RPD: todo se remonta a la guerra. No soporta el pensamiento de que todo debe morir. Obsesión metafísica. No puedo hacer nada. Si solamente hubiese una píldora de la inmortalidad. El riesgo de perderlo con los ocultistas e incluso con una iglesia es peor de lo que temí. Siento que los 130 se escapan.



RPD quiere ir a Europa. Quiere conocer y tal vez hacer terapia con ese sheissdreck dummkopf de Carl Jung. Debo advertirles a sus padres que está muy enfermo para viajar.



RPD se fue luego de diez meses. Una perdida terrible. Demasiado enojado como para ver pacientes hoy. Toda la mañana escribiendo una carta al Globe explicando por qué las adivinas deben ser prohibidas por la ley. Si pudiera poner mis manos sobre esa mujer, en su cuello gordo de perra gorda maloliente e ignorante. $156.000. Por las cloacas. Porque él necesita inmortalidad y no sabe cómo conseguirla.



(En Ingolstadt, Danny Pricefixer y Clark Kent todavía están mirándose el uno al otro por encima del cuerpo dormido de Lady Velkor cuando Atlanta Hope irrumpe en el cuarto, fresca luego de una ducha, y se arroja a la cama, abrazando y besando a todos. “Fue la primera vez” exclama, “¡La primera vez que lo alcancé realmente! Gracias a ustedes tres”. Al otro lado de Kent, Lady Velkor abre un ojo y dice “¿Yo no recibo nada de crédito? De esa manera seríamos Cinco, ¿Recuerdas?”).



Por entonces Mamá Sutra solo tenía treinta años, pero se teñía de gris algunos mechones de cabello para dar una la imagen de Mujer Sabia. Reconoció a Drake tan pronto entró al salón de té: el hijo del viejo Drake, el loco, el que estaba forrado en dinero.



Le hizo una seña antes de que la mesera pudiera atenderlo. Mamá Sutra, rápida para advertir huellas, pudo adivinar por las arrugas de su traje que había estado acostado; Boston Common está lejos de Beacon Hill; había psiquiatras en el barrio; ergo, él no venía de su casa, si no de una sesión de terapia.



“¿Borra de té o cartas?” preguntó ella cortésmente, sentándose frente a él en la mesa.



“Cartas” dijo él ausentemente, mirando hacia el Common por la ventana. “Café” agregó dirigiéndose a la mesera. “Negro como el pecado”.



“¿Has estado escuchando a los predicadores allí?” preguntó Mamá Sutra sagazmente.



“Si”. Sonrió seductoramente. “‘Aquel que cree nunca morirá’. No están muy en forma hoy en día”.



“Mezcla” dijo ella, dándole las cartas. “Pero despertaron cierta necesidad espiritual en ti, hijo mío. Y por eso viniste aquí”.



La miró a los ojos cínicamente. “Estoy ansioso por probar con cualquier tipo de brujería. Vengo de ver a un practicante de la variante más nueva que llegó en barco desde Viena hace unos años”.



“Y ni su ciencia ni su fe no iluminada pudieron ayudarte” dijo lúgubremente Mamá ignorando su cinismo. “Esperemos que las cartas puedan mostrarte el camino”. Formó el tradicional Árbol de la Vida.



En la corona estaba la Muerte invertida, y debajo estaba el Rey de Espadas en Chokmah y el Príncipe de Bastos en Binah. “Aquel que cree nunca morirá” había citado él con cinismo.



“Veo un campo de batalla” dijo ella; era un rumor común en Boston de que Drake había comenzado a comportarse de manera extraña luego de la guerra. “Veo que la Muerte se acerca mucho a ti pero te evita”. Señaló la carta invertida de la Muerte con un gesto dramático. “Pero muchos murieron, muchos que te importaban profundamente”.



“Algunos me caían bien” dijo de mala gana. “Aunque en general me preocupaba por mí mismo y por mi propia seguridad. Pero continúe”.



Ella observó el Príncipe de Bastos posicionado en Binah ¿Debía mencionar la bisexualidad implícita en ello? Él iba al psicólogo, por lo tanto estaría capacitado para aceptarlo. Mamá intentó mantener juntos en foco al Caballero de Bastos y al Rey de Espadas y el camino se hizo claro. “Hay dos hombres en ti. Uno ama a los hombres, tal vez demasiado. El otro intenta desesperadamente de liberarse del resto de la humanidad, incluso del mundo. Eres de Leo” añadió súbitamente cambiando de tema.



“Si” dijo él, sin verse impresionado. “Seis de Agosto”. Pensaba que ella probablemente había estudiado las fechas de nacimiento de todos los ricachones de la ciudad en caso de que alguno la consultase.



“Para los de Leo es muy difícil aceptar la muerte” dijo ella con tristeza. “Eres como Buda después de ver el cadáver en el camino. No importa lo que tengas o poseas, no importa lo que logres, nunca será suficiente porque has visto muchos cadáveres en la guerra. Ah, hijo mío, ¡Me encantaría ayudarte! Pero yo solamente leo las cartas; no soy un alquimista que vende el Elixir de la Vida Eterna”. Mientras él digería eso último - un éxito seguro, pensó ella - Mamá examinó el Cinco de Bastos invertido en Chesed y el Mago en Geburah. “Muchos Bastos” dijo. “Muchas señales de fuego. Un Leo verdadero, pero con muchas cartas invertidas. Mira cómo el energético Rey de Bastos desciende al Cinco invertido: todas tus energías están en tu contra y los Leos son muy poderosos. Eres un hombre en llamas, intentando consumirte para renacer. Y el Mago, el que te muestra el camino, está debajo del Rey de Espadas y dominado por él: tu razón no te permitirá aceptar la necesidad del fuego”. El Loco estaba en Tipareth, y sorpresivamente no estaba invertido. “Pero estás bastante cerca del paso final. Estás listo para dejar que el fuego te consuma hasta el intelecto, y para morir para este mundo”. Esto va fácil - pensó Mamá -, entonces vio al Diablo en Netzach y al Nueve de Espadas invertido en Yod. El resto del árbol era aún peor: la Torre en Yesod y los Enamorados invertidos (¡Por supuesto!) en Malkuth. Ni una sola copa u oro por ningún lado.



“Emergerás como un hombre mucho más fuerte” dijo ella débilmente.



“Eso no es lo que usted ha visto” dijo Drake. “Y no es lo que yo he visto. El Diablo y la Torre juntos son una pareja bastante destructiva, ¿No es cierto?”.



“Supongo que también sabes lo que significa que los Enamorados estén invertidos, ¿No?”.



“‘La respuesta del Oráculo siempre es la Muerte’” citó él.



“Pero tú no la aceptarás”.



“La única forma de conquistar a la Muerte - hasta que la ciencia produzca una píldora para la inmortalidad - es hacerla tu sirvienta, tu guardiana” dijo Drake con calma. “Esa es la clave que he estado buscando. El cantinero nunca se vuelve alcohólico, y el sacerdote se ríe de los dioses. Además, la Torre está podrida hasta los cimientos y merece ser destruida”. Apuntó al Loco abruptamente “Tiene algo de talento verdadero - a pesar de que incluso haga trampa como todos los que están en este negocio - y debe saber que hay dos opciones luego de cruzar el Abismo. El camino de la derecha y el camino de la izquierda. Parece que yo voy encaminado por la izquierda. Puedo ver hasta ahí, y eso confirma mis sospechas. Continúe, y dígame el resto de lo que ve; no tengo miedo de escucharlo”.



“Muy bien”. Mamá se preguntaba si él era uno de los pocos, de los muy pocos, que eventualmente llamaría la atención de los Iluminados. “Harás de la Muerte tu sirvienta, como táctica para dominarla. El tuyo es, en efecto, el sendero de la mano izquierda. Provocarás grandes sufrimientos - especialmente a ti mismo, al principio. Pero luego de un tiempo ya no lo notarás; luego de un tiempo ni siquiera notarás los horrores que infligirás en los demás. Los hombres dirán que eres un materialista, un adorador del dinero ¿Qué es lo que más odias?” preguntó repentinamente.



“La basura sentimental y las mentiras. Todas las mentiras cristianas de la escuela de catequismo, todas las mentiras democráticas de los periódicos, y todas las mentiras socialistas que nuestros - así llamados - intelectuales andan desparramando hoy en día. Cada uno de los engaños podridos, retorcidos, tramposos e hipócritas a los que la gente suele hacer la vista gorda. Todavía somos animales cazando en la jungla”.



“¿Admiras a Nietzsche?”.



“Estaba loco. Digamos que siento menos desprecio por él y por Sade del que siento por la mayoría de los intelectuales”.



“Si. Así que sabemos que lo que destruirás será la Torre. Una bofetada a la democracia, al cristianismo y al socialismo. A toda fachada del humanismo, desde la Constitución en adelante hasta el presente. Liberarás tu fuego y quemarás todo con tu energía leonina. Harás que tu visión de América se vuelva real, y harás que cada ciudadano tema a la jungla y a la muerte que acecha en ella. El crimen y el comercio se están acercando, debido a la Prohibición; tú completarás su casamiento. Todo, todo esto, solo para hacer que la Muerte sea tu sirvienta y no tu ama. El dinero y el poder solamente son incidentales”.



NO - porque aunque pienses que has vencido o que pienses que puedes trabajar en la reconciliación o la paz la guerra continuará mientras tengamos piel de distintos colores Hombre Blanco Hombre Negro Hombre de Bronce Mujer Blanca Mujer Negra Mujer de Bronce aunque Hagbard afirme haber superado eso en el submarino es solamente porque están bajo el agua y lejos del mundo Aquí afuera están utilizando municiones vivas como dice el viejo chiste Tal vez esa es la única verdad en el mundo No la Biblia la poesía o la filosofía si no los chistes viejos Especialmente los chistes viejos y malos. No. Están usando munición viva mierda ninguno de ellos me ve Hombre Blanco Hombre Negro Hombre de Bronce Mujer Blanca Mujer Negra Mujer de Bronce me miran y yo estoy en su juego tengo mi rol soy la Mujer Negra pero nunca puedo ser solamente yo. No. Esto sigue y sigue y cada paso adelante es un paso hacia la hipocresía hasta que el juego se detenga por completo pero nadie sabe como detenerlo. No. Cuanto más afirma Simon que me ve más me parece que se está mintiendo a sí mismo. No. Nunca lo hace con la Mujer Blanca porque ella se parece mucho a su madre o por alguna otra razón freudiana como esa. No. No puedo continuar en el juego de ellos voy a gritar con furia voy a gritar como un águila voy a gritar en el oído del mundo hasta que alguien me vea hasta que ya no sea la Mujer Negra hasta no ser Negra hasta no ser Mujer hasta no ser nada solamente yo. No. Dirán que estoy abandonando el amor y la cordura que se vayan a la mierda bien a la mierda No voy a volver atrás el ácido ha cambiado todo al final cuando realmente sea yo tal vez pueda encontrar un amor mejor y una cordura mejor. No. Pero primero debo encontrarme a .



“Continúe” dijo Drake serio e imperturbable.



“El Rey de Espadas y el Caballero de Bastos son muy activos. Podrías hacer esto sin causar daño, transformarte en un artista para mostrar esta visión de la jungla. No necesitas crearla literalmente e imponerla a otros seres humanos”.



“Deje de predicar. Limítese a leer las cartas. Usted es mejor que yo para eso, pero hasta donde puedo ver, no tengo dicha alterativa. El otro basto y la otra espada están invertidos. No puedo satisfacerme haciéndolo de manera simbólica. Debo hacerlo de manera que afecte a todo el mundo y no solamente a unos pocos que leen libros o van a conciertos. Dígame lo que no sé ¿Por qué la línea que va desde el Loco hasta la Torre tiene en medio a los Enamorados invertidos? Sé que no puedo amar a nadie, auque creo que nadie puede hacerlo realmente - es puro sentimentalismo e hipocresía. Las personas se utilizan unas a otras como máquinas masturbatorias y como pañuelos de lágrimas y lo llaman amor. Pero hay un significado más profundo en esto ¿Cuál es?”.



“Empecemos desde arriba: La Muerte invertida. Tú rechazas a la Muerte, por lo tanto el Loco no puede renacer y tomar el sendero de la mano derecha luego de cruzar el Abismo. Entonces toma el camino de la mano izquierda: la destrucción de la Torre. Hay un solo final para esa cadena kármica, hijo mío. Los Enamorados significan Muerte, del mismo modo que la Muerte significa Vida. Estás rechazando la muerte natural, por lo tanto estás rechazando la vida natural. Tu camino te llevará por una vida innatural que te guiará hacia una muerte innatural. Morirás como persona antes de que tu cuerpo muera. El fuego sigue siendo autodestructivo, aunque lo apuntes hacia fuera y utilices al mundo entero como escenario de tu Gotterdammerung privado. Tu primera víctima seguirás siendo tú mismo”.



“Tiene talento,” dijo Drake fríamente, “pero básicamente usted es un fraude, como los demás en este negocio. Su peor víctima, madame, es usted misma. Se engaña a sí misma con las mentiras que acostumbra decirles a otros. Es la enfermedad laboral de los místicos. La verdad es que no importa si me destruyo a mi mismo o destruyo el planeta, o doy un giro e intento encontrar el sendero de la mano derecha en algún monasterio deprimente. El universo seguirá ciegamente su camino sin preocuparse, sin siquiera notarlo. No hay un Papito en las nubes a quien veremos en el juicio final - solamente hay un par de aviones allá arriba, aprendiendo más y más sobre cómo trasportar bombas. Al general Mitchell lo sometieron a corte marcial por decir eso, pero es la verdad. La próxima vez harán volar poblaciones civiles completas. Y el universo tampoco lo notará o tampoco le interesará. No me diga que mi viaje desde la muerte me lleva a la muerte; no soy un niño, ya sé que eventualmente todos los caminos conducen a la Muerte. La única pregunta es ¿Te agachas ante ella durante toda la vida o le escupes en los ojos?”.



“Puedes trascender el temor abyecto y el odio rebelde. Puedes ver que solo es una parte de la Gran Rueda y que, como las otras partes, es necesaria para el todo. Entonces podrás aceptarla”.



“Ahora va a decirme que la ame”.



“Eso también”.



“Si, puedo aprender a ver todo el Gran Cuadro glorioso. Puedo ver a todos los hombres defecando y orinándose en los pantalones antes de morir en Chateau-Thierry, mirando sus propias tripas caer sobre sus regazos y gritando a través de un agujero que ya no es una boca, puedo ver todo eso como manifestaciones de esa armonía sublime, inefable y sagrada que está más allá de toda palabra y razón. Claro. Puedo verlo de esa forma si dejo la mitad de mi cerebro fuera de servicio y me auto-hipnotizo para pensar que el punto de vista desde esa extraña perspectiva es amplio y profundo, y más real que la visión de cualquier otra mente que piensa con claridad. Vaya e intente decirles eso a los del pabellón de amputados. Usted habla de la muerte como un ser personificado. Muy bien: entonces debo considerarla como a cualquier otra entidad que se cruza en mi camino. El amor es un mito inventado por los poetas y por otra gente que, incapaces de afrontar el mundo, se arrastraron hasta un rincón y crearon fantasías para consolarse a sí mismos. El hecho es que cuando te encuentras con otra entidad, o te hace lugar o tú le haces lugar a ella. O te domina y tú te sometes, o tú la dominas y ella se somete. Lléveme a cualquier club de Boston y le diré cual ricachón tiene más dinero, por la forma en que lo tratan. Lléveme a cualquier bar de trabajadores y le diré cual de ellos es el que pelea mejor, por la forma en que lo tratan. Lléveme a cualquier casa y le diré en un minuto si el marido o la esposa son dominantes ¿Amor? ¿Igualdad? ¿Reconciliación? ¿Aceptación? Esas son las excusas de los perdedores para persuadirse ellos mismos de que han elegido su condición y que no han sido forzados a ella. Encuentre una esposa sumisa, que ame realmente a su marido. En tres días - máximo - la tendré metida en mi cama ¿Por qué soy atractivo? No, porque comprendo a los hombres y a las mujeres. Le haré comprender, sin decirlo de manera directa para no conmocionarla, que el adulterio, de una manera o de otra, lastimará a su esposo esté enterado o no. Muéstreme al camarero de color más servil del mejor restaurante del pueblo, hágalo explicar la cristiandad, la humildad y el resto de esas cosas, y luego cuente cuantas veces por día va hacia la cocina para escupir en su pañuelo. Los otros empleados le dirán que sufre de un ‘mal pulmonar’. De lo que sufre es de furia crónica ¿Madre e hijo? Una interminable lucha de poder. Escuche cómo se intensifica el llanto de una criatura cuando la madre no acude de inmediato ¿Es miedo lo que escucha? Es furia - una furia loca por no tener el dominio total. Y por parte de la madre, apuesto a que el noventa por ciento de las mujeres casadas que reciben atención psiquiátrica acuden a ella porque no pueden admitir, no pueden escapar lo suficiente de la mentira del amor como para admitir que a menudo quieren estrangular a ese monstruo que está en la cuna ¿Amor por el país? Otra mentira; en verdad es miedo a la policía y a las prisiones ¿Amor al arte? Otra mentira; en verdad es miedo a la verdad desnuda sin ornamentos o falsas fachadas ¿Amor a la verdad misma? La mentira más grande de todas: miedo a lo desconocido ¿La gente que aprende a aceptar todo esto adquiere sabiduría? Se rinden ante una fuerza superior, y llaman madurez a su cobardía. Todo se reduce a una misma pregunta: ¿Te arrodillas ante el altar, o estás en el altar viendo como los demás se arrodillan ante ti?”.



“La rueda del Tarot es la rueda de Dharma” dijo Mamá Sutra suavemente cuando él concluyó. “También es la rueda de la galaxia, la cual ves como una máquina ciega. Ésta continúa girando, como tú dices, no importa lo que pensemos o hagamos. Sabiendo eso, acepto a la Muerte como parte de la rueda, y acepto tu rechazo a ella como otra parte. No puedo controlar a ninguna de las dos. Solamente puedo repetirte mi advertencia, que no es una mentira, si no un hecho sobre la estructura de la Rueda: al negar a la muerte te estás garantizando un encuentro con ella en su forma más espantosa”.



Drake terminó su café y sonrió tercamente. “¿Sabe una cosa?” dijo, “mi desprecio por las mentiras tiene un elemento del sentimentalismo y del idealismo estúpido que siempre he rechazado. Tal vez sería más efectivo si nunca vuelvo a hablar con tanta honestidad. La próxima vez que escuche hablar sobre mí, tal vez escuche hablar de un filántropo benefactor de la humanidad”. Encendió un cigarrillo, pensativo. “E incluso eso sería verdad si después de todo su mística tarotista está en lo correcto. Si la Muerte es necesaria para la Rueda, junto a las otras partes, entonces yo también soy necesario. Tal vez la Rueda colapsaría si mi espíritu rebelde no estuviera allí para balancear su espíritu de resignación. Imagínelo”.



“Es verdad. Por eso es que te advierto pero no te juzgo”.



“Entonces, ¿Yo sería, como dijo Goethe, ‘parte de esa fuerza que apunta hacia el mal pero produce el bien’?”.



“Ese es un pensamiento que deberías intentar recordar cuando la Noche Oscura de Samael descienda finalmente sobre ti”.



“Más bla-bla” dijo Drake, retornando a su cinismo previo. “Si apunto hacia el mal, produciré mal. La Rueda y sus balances armónicos y sus paradojas sanadoras son solamente otro mito de los débiles y los derrotados. Un solo hombre fuerte puede detener la Rueda o destruirla si es lo suficientemente atrevido”.



“Puede ser. Los que estudian la Rueda no conocen todos sus secretos. Algunos creen que nuestro espíritu reaparece constantemente en la historia, porque está destinado, eventualmente, a triunfar. Tal vez este sea el último siglo de seres terrestres mortales, y el próximo siglo sea de seres cósmicos inmortales. Lo que suceda entonces, cuando la Rueda se detenga, ninguno de nosotros puede predecirlo. Puede ser ‘bueno’ o ‘malo’ o - para citar a tu filósofo favorito - puede estar ‘más allá del bien y del mal’. Esa es otra de las razones por las cuales no te juzgo”.



“Escuche” dijo Drake súbitamente emocionado. “Ambos estamos mintiendo. No se trata de todas estas cosas filosóficas o cósmicas. El hecho es que no podía dormir a la noche, y ninguna de las ‘curas’ convencionales que he probado pudo ayudarme, hasta que empecé a probar por mis propios medios rebelándome sistemáticamente contra todo aquello que parecía ser más fuerte que yo”.



“Lo sé. No sabía que era insomnio. Puede presentarse como pesadillas, mareos o impotencia sexual. Pero de alguna manera, las escenas que viste en Chateau-Thierry continuaban vivas y te aguijonearían para despertarte del sueño de los sonámbulos que andan por las calles. Estás despertando: estás parado al borde del abismo”. Señaló al Loco y al perro que ladraba a sus pies. “Y yo soy la perrita ruidosa que ladra advirtiéndote que todavía puedes escoger el camino de la derecha. La decisión no será definitiva hasta que no hayas cruzado el abismo”.



“Pero las cartas muestran que en realidad no tengo muchas opciones. Especialmente en el mundo que surgirá luego de esta depresión”.



Mamá Sutra sonrió sin compasión o desprecio. “Esta no es una época de santos” agregó con gentileza. “Son dos dólares, por favor”.



George, no hagas movimientos torpes. Ahora el Holandés veía todo claramente. Capone, Luciano, Maldonado, Lepke y todos los demás le tenían miedo a Winifred y al grupo de Washington. Estaban planeando hacer un trato, y su muerte era parte del arreglo. Los necios no sabían que nunca debes negociar desde el miedo. Vieron a la Orden solamente como un recurso útil para las comunicaciones internacionales y el comercio ilícito; fueron demasiado tontos como para estudiar realmente las Enseñanzas. Nunca las comprendieron, en especial la Tercera Enseñanza: El Miedo es Fracaso. Una vez que tienes miedo, estás perdido. Pero el miedo había desaparecido. “¿Qué le han hecho?” le gritó a la pared del hospital.



(Jim el Sonriente solamente había visto al águila el día anterior. El nido estaba definitivamente en una de esas cumbres. Iba a lograrlo: lo sentía en los huesos, una corazonada tan fuerte no podía ponerse en duda. Jadeando, sudando, sintiendo dolor en cada uno de sus músculos, siguió escalando… el café saltó desde el vaso descartable sobre las páginas de Orgía Carnal. Igor Beaver, el estudiante graduado, observó con estupefacción: el sismógrafo marcaba 5 grados. A una milla de allí, Dillinger se despertó cuando la puerta del dormitorio se cerró con un golpe y su estatua favorita, King Kong trepado al edificio Empire State, cayó de la cómoda).



NO HAY ABSOLUCIÓN, NO HAY ABSOLUCIÓN, NO HAY ABSOLUCIÓN SIN DERRAMAMIENTO DE SANGRE. NO HAY ABSOLUCIÓN SIN

DERRAMAMIENTO DE SANGRE.



Mamá Sutra observó a través de la ventana hacia Boston Common. Robert Putney Drake se había detenido y estaba escuchando nuevamente a uno de los predicadores callejeros; incluso a esa distancia, ella pudo ver la sonrisa fría de su cara.



El Dealy Lama se sentó frente a Mamá Sutra. “¿Y bien?” preguntó.



“Definitivamente. La Orden deberá intervenir”. Mamá meneó la cabeza con tristeza. “Es una amenaza para el mundo entero”.



“La lentitud es belleza” dijo el Dealy Lama. “Dejemos que la Orden Baja lo contacte primero. Si ellos deciden que vale la pena, actuaremos. Creo que persuadiré a Hagbard para que concurra a Harvard, así puede estar cerca y mantener un ojo sobre él”.



ES LA PALABRA DE LA BIBLIA Y LA PALABRA DE DIOS QUE LO DICE SIMPLE Y CLARAMENTE, DE MANERA QUE NINGÚN PROFESOR ERUDITO PUEDA OPINAR QUE SIGNIFICA OTRA COSA.



“¿Qué edad tiene usted en realidad?” preguntó Mamá con curiosidad.



El Dealy Lama la miró a los ojos. “¿Creerías si te digo treinta mil años?”.



Ella rió. “Debería haberlo sabido antes de preguntar. Si hay algo que distingue a los altos miembros es su sentido del humor”.



Y ESTO ES LO QUE DICE: NO HAY ABSOLUCIÓN, NO HAY ABSOLUCIÓN, HERMANOS Y HERMANAS, NO HAY ABSOLUCIÓN SIN DERRAMAMIENTO DE SANGRE. NO HAY ABSOLUCIÓN, NO HAY ABSOLUCIÓN SIN DERRAMAMIENTO DE SANGRE.



La boca de Hagbard quedó abierta con sorpresa completamente genuina. “¡Bien, húndanme!” dijo, comenzando a reír.



Detrás de él, en una pared, Joe notó con mareo un graffiti recién hecho, probablemente escrito por alguien colocado con ácido.



LAS PALOMAS EN LAS JAULAS DE B. F. SKINNER SON PRISIONERAS POLÍTICAS



“Ambos pasamos” continuó Hagbard alegremente. “Hemos sido juzgados y hallados inocentes por el gran dios Ácido”.



Joe respiró profundamente. “¿Y cuando comenzarás a explicar con monosílabos, o lenguaje de señas, o mediante alguna otra forma de comunicación para que un necio no-iluminado como yo pueda comprender?”.



“Viste todas las pistas. Estaban allí al descubierto. Era más simple que un establo. Era conspicuo como mi nariz, y doblemente vulgar - en todos los sentidos de la palabra”.



“Hagbard, por amor de Dios, por amor mío y por todos los amores, ¿Dejarás de regodearte y me darás una respuesta?”.



“Disculpa”. Hagbard guardó la pistola en su bolsillo cuidadosamente. “Estoy un poco mareado. Estuve librando una especie de batalla durante toda la noche, en ácido. Fue estresante, especialmente porque estaba un noventa por ciento seguro de que me matarías antes de que todo terminara”. Encendió uno de sus abominables cigarros. “En resumen, los Illuminati son benevolentes, compasivos, amables, generosos, etcétera, etcétera. Súmale todos los adjetivos complementarios que se te ocurran. Abreviando, somos los buenos”.



“Pero - pero - no puede ser”.



“Puede y es” Hagbard le hizo seña de que lo acompañara hacia el Bugatti. “Sentémonos y descansemos un poco antes de develar todos los códigos y rompecabezas”. Se sentaron en los asientos delanteros, y Joe aceptó la licorera con brandy que Hagbard le ofreció. “Por supuesto,” continuó Hagbard, “que cuando digo ‘bueno’, debes comprender que todos los términos son relativos. Somos tan buenos como nos es posible en este jodido sector de la galaxia. No somos perfectos. Yo no lo soy, por cierto, y no he observado nada parecido a la perfección inmaculada en ninguno de los otros Maestros del Templo tampoco. Pero, en términos humanos y para los estándares ordinarios, somos tipos decentes. Hay una razón para eso. Es la ley básica de la magia y está en todos los libros. Debes haberla leído en algún lado ¿Sabes a que me refiero?”.



Joe empinó un trago de brandy. Era de durazno - su favorito. “Si, eso creo. ‘Lo que das, recibirás’”.



“Precisamente” Hagbard tomó la botella y bebió un trago. “Te digo algo, Joe, esa es una ley científica, no un mandamiento moral. Los mandamientos no existen porque no hay ningún mandatario. Toda autoridad es ilusoria, tanto en la teología como en la sociología. Todo es radicalmente libre, e inclusive espantosamente libre. La primera ley de la magia es tan neutral como la primera ley de movimiento de Newton. Dice que la ecuación se equilibra, y eso es todo lo que dice. Eres libre de hacer el mal y de provocar dolor, si es que crees que debes hacerlo. De cualquier manera, una vez hecho, nunca escapas de las consecuencias. Siempre vuelve. Ninguna plegaria, sacrificio, mortificación o súplica lo cambiará, al igual que no cambiarían las leyes de Newton o de Einstein. Por lo tanto somos ‘buenos’, como dirían los moralistas, porque sabemos lo necesario para tener una muy buena razón para ser buenos. La semana pasada las cosas comenzaron a acelerarse, y me volví ‘malo’ - deliberadamente ordené y pagué por la muerte de varias personas, y puse en marcha procesos que provocarían otros decesos. Sabía lo que estaba haciendo, sabía - y sé - que tendré que pagar por ello. Decisiones semejantes son extremadamente extrañas en la historia de la Orden, y mi superior, el Dealy Lama, intentó persuadirme de que esta vez esa decisión también era innecesaria. Yo no estuve de acuerdo; tomé la responsabilidad. Ningún hombre, dios o diosa puede cambiarlo. Pagaré, y estoy listo para hacerlo, donde quiera y cuando quiera que me presenten la factura”.



“Hagbard, ¿Qué eres?”



“Un memano, como diría la familia Saure” Hagbard sonrió. “Un mero humano. Nada más”.



“¿Cuánta sangre?” preguntó Robert Putney Drake. Se sorprendió de sus propias palabras; en ninguno de sus experimentos de romper los límites se había rebajado a discutir con un predicador callejero ignorante.



TODA LA SANGRE DEL MUNDO NO SERÍA SUFICIENTE. LA DE TODOS LOS HOMBRES, MUJERES Y NIÑOS NO SERÍA SUFICIENTE. INCLUSO SUMÁNDOLE LA SANGRE DE TODOS LOS ANIMALES. NO ALCANZARÍA. NO SERÍA SUFICIENTE, HERMANOS. ASÍ LO DICE EL BUEN LIBRO.



“Éramos cinco” explicaba John-John Dillinger a George mientras caminaban de regreso a Ingolstadt, habiendo perdido a Hagbard y su Bugatti en la multitud. “Mis padres lo mantuvieron en secreto. Eran alemanes, gente muy supersticiosa y reservada. No querían reporteros merodeando ni titulares sobre los quintillizos. Mucho después le sucedió a la familia Dionne”.



PORQUE TODA LA SANGRE DEL MUNDO NO PUEDE COMPARARSE NI A UNA SOLA GOTA. NI A UNA SOLA GOTA.



“John Herbert Dillinger está en Las Vegas intentando rastrear la plaga - a menos que haya concluido y haya vuelto a su casa en Los Ángeles” John-John sonrió. “Él siempre fue el cerebro del grupo. Maneja un sello de rock, un verdadero hombre de negocios profesional. Es el más viejo, por algunos minutos, y el resto de nosotros lo admiramos. Él fue el que pagó la condena en prisión, a pesar de que debería haber sido yo, ya que el robo a la tienda había sido mi estúpida idea. Pero dijo que podía soportarlo sin desmoronarse, y tuvo razón”.



NI A UNA SOLA GOTA, NI A UNA SOLA GOTA DE LA PRECIOSA SANGRE DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO, NUESTRO SALVADOR.



“Ya veo” dijo Drake. “¿Y de qué grupo sanguíneo era, A, B, AB, o O?”.



“John Hoover Dillinger vive en Mad Dog, bajo el nombre de D. J. Hoover - aunque no le agrada que la gente piense que es un pariente lejano de J. Edgar. Ahora está retirado” continuó John-John. “Excepto por algunos trabajitos ocasionales, como ayudar a simular fugas carcelarias convincentes cuando Jim Cartwright quiere dejar libre a algún prisionero de forma realista. Él le dio a Naismith la idea para la Sociedad John Dillinger Murió por Ti”.



“¿Y los otros dos?” preguntó George, pensando que sería aún más difícil decidir si amaba más a Stella o a Mavis ahora que sabía que eran la misma persona. Se preguntaba cómo se sentiría Joe, ya que era obvio que la Srta. Mao Tsu-hsi le atraía, y también era la misma persona. Tres en una y una en tres. Como Dillinger ¿O Dillinger era cinco en tres? George cayó súbitamente en la cuenta de que todavía estaba un poco volado. Dillinger era cinco en uno, no cinco en tres: la ley de los Cincos nuevamente ¿Eso significaba que todavía había dos más en el conjunto Mavis-Stella-Mao, dos que él todavía no había conocido? ¿Por qué el dos y el tres continuaban apareciendo a cada rato en todo aquello?



“Los otros dos están muertos” dijo John-John con tristeza. “John Edgar Dillinger fue el primero en nacer y el primero en morir. Era rápido y furioso. Fue él el que le disparó al guardia del banco en Chicago mientras el resto de nosotros estábamos vacacionando y descansando en Miami. Siempre fue el impulsivo. Tuvo un ataque al corazón en el ’43 y se fue joven a la tumba. John Thomas Dillinger falleció en el ’69. En 1968 estaba en Chicago realizando una misión para los JAMs junto a un espía inglés chiflado llamado Chips. La inteligencia británica había recibido un reporte diciendo que la Convención Democrática era manejada por los Illuminati Bávaros y que terminaría con un asesinato. Ellos no creían en los Illuminati, así que lo enviaron a Chips; siempre lo mandaban a esos casos extraños, porque está bastante loco como para tomárselos con seriedad y hacer un buen trabajo. Les echaron gas lacrimógeno a ambos cuando salían del Hotel Hilton, y el pobre Chips terminó encerrado en un camión de la policía junto a un grupo de jóvenes hippies radicales. John Thomas ya tenía un problema respiratorio, asma crónica, y empeoró mucho con el gas. Fue de doctor en doctor y finalmente murió a principios del ’69. Así que hay un policía en Chicago que puede alardear que realmente mató a John Dillinger, solo que no lo sabe. La vida es peculiar, ¿No?”.



“Los hermanos Saure solamente pensaron que eran Illuminati” continuó Hagbard. “Hitler y Stalin solamente pensaron que eran Illuminati. El viejo Weishaupt solamente pensó que era un Illuminatus. Es así de simple. La moraleja de la historia es: cuídense de las imitaciones occidentales baratas”. Sonrió despiadadamente.



“Creo que estoy comenzando a comprender” dijo Joe lentamente. “Es, por supuesto, la primera hipótesis que me había formado: ha habido muchos grupos en la historia que se autodenominaban Illuminati, y no todos apuntaban al mismo objetivo”.



“Precisamente” Hagbard pitó nuevamente el cigarro. “Esa es la primera sospecha natural de una mente no paranoica. Luego, a medida que vas explorando las evidencias, comienzan a aparecer vínculos entre dichos grupos. Eventualmente las hipótesis paranoicas comienzan a parecer más factibles y empiezas a creer que los Illuminati siempre han sido una sola Orden, utilizando los mismos eslóganes y símbolos básicos y apuntando al mismo objetivo básico. Te envié a Jim Cartwright con ese cuento de las tres conspiraciones - la ABC, o Antiguos Bávaros Conspirados, la NBC, o Nueva Baviera Conjurada y la CBS, o  Conspiradores Bávaros Secretistas - para hacerte pensar que la verdad podía estar por delante o detrás de la primera idea simple. De ahora en más, olvida que represento a los Illuminati originales. De hecho, en los siglos recientes no hemos utilizado ese nombre para nada. Empleamos solamente las iniciales AA escritas de esta manera:” escribió en una caja de fósforos del Hotel Danau:



A:.A:.



“Muchos escritores ocultistas han hecho algunas conjeturas sorprendentes sobre su significado” continuó. “En realidad no significa un carajo. Para prevenir que nuestro nombre fuera robado y malversado de nuevo, no tenemos nombre. Quienquiera que crea haber adivinado el nombre e intente hacerse pasar como un iniciado declarando que en realidad somos Atlantis Arcanum, Argenteum Astrum, o alguna otra cosa, inmediatamente revela que es un impostor. Es un truco estupendo. Hubiera sido bueno que se nos hubiera ocurrido varios siglos atrás”.



El intercomunicador zumbó en el escritorio del secretario del presidente mientras Saúl y Barney salían de la instalación. El secretario activó el interruptor y la voz del presidente dijo “busca la condecoración más alta que pueda recibir un civil y ordena dos para esos dos detectives”.



“Si, señor” dijo el secretario, tomando nota.



“Y luego pídele al FBI que investigue al más viejo. Para mi que tenía pinta de moishedijo el presidente perspicazmente.



NO - porque sería una tonta al pensar que los milagros pueden ocurrir en este mundo antes de que alguien pague su renta y sus impuestos y muestre que sus papeles están en orden y la gente que maneja las cosas siempre puede decirte que tus papeles no están bien No porque no hay magos e incluso Hagbard es mayormente un fraude y un estafador aunque quiera hacer el bien No porque no soy la Papisa Juana si es que alguna vez hubo una Papisa Juana No porque como dice la canción no soy una reina soy una mujer y además una mujer del color incorrecto No porque correrán ríos de sangre y la Tierra se sacudirá antes de que podamos revertir el poder del Jefe porque esto no fue un simple Armagedón de una sola noche como Hagbard engañó a todos para que así lo creyeran No por que Hagbard es una especie de mago y nos metió a todos en su propio viaje durante un tiempo pero el mundo real no es un viaje es un bajón No porque los amantes no viven felices por siempre lo que sucede es que se casan y contraen deudas y viven en esclavitud por siempre y debo encontrar algo mejor que eso No porque ninguno de nosotros va al volante del auto que nos lleva No porque es como en el viejo chiste “Bolas” dijo la reina “si las tuviera sería rey” y “Huevos” dijo el príncipe “los tengo y no soy rey” y “Mierda” dijo el rey y treinta mil súbditos se pusieron en cuclillas e hicieron fuerza porque en aquellos días la palabra del rey era ley Hagbard lo llamaría analidad sexismo y gerontocracia pero todo se resume en que las mujeres y los niños reciben toda la mierda en plena cara y que unos cuantos hombres poseen todo La verdad está en los chistes viejos especialmente en los chistes malos todavía estoy volada pero es verdad que ellos siempre pueden decirte que tus papeles no están en orden No porque a veces debes recluirte y volver cuando te has recompuesto No porque la rueda sigue girando y no le importa una mierda nada tiene que ser un ser humano al que si le importe No porque nunca encontré la manera de hacer callar a Simon para que escuche No porque Jesucristo era negro y ellos mintieron incluso en eso que él fue simplemente otro negro al que mataron y no van a admitirlo No porque la muerte es la moneda corriente de los imperios romano o americano todos los imperios son iguales la Muerte es el argumento que ellos usan siempre No porque todo el mundo se puede ir al Diablo y yo cuido de Mary Lou No porque miro a ese profesor que asesinaron en el edificio de la ONU y nadie ha sido arrestado por eso todavía No porque hay una máquina de movimiento perpetuo adentro mío y estoy aprendiendo a dejarla actuar No porque los maldeciré los quemaré y los condenaré y conquistaré el mundo No porque mira lo que les pasó a Papá y a Mamá.



“Está en 5 grados y se está moviendo hacia el 6” gritó Igor Beaver al teléfono.



“¡Idiota! ¿Crees que no lo estoy sintiendo aquí?” gritó el Dr. Troll a su vez. “Mi cama estaba pegando saltos como si hiciera el baile de San Vito antes de que llamaras”. Su exaltación era simplemente furia profesional frente a la falta de responsabilidad del estudiante para obedecer órdenes; 5 grados no son algo de qué asustarse si eres californiano, e incluso 6 grados provoca ansiedad solamente entre los turistas o los creyentes de la famosa profecía de Edgar Cayce… John Herbert Dillinger, uno de esos creyentes, ya estaba en el garaje, con la camisa del pijama metida adentro de los pantalones puestos a las apuradas, el pié descalzo sobre el acelerador… y Jim el Sonriente escalaba dichosamente hacia delante, disfrutando de la comunicación total con la naturaleza, el éxtasis místico del verdadero cazador antes de tener la oportunidad de abrir fuego y enviar un trozo de la naturaleza al infierno…



PUEDES BURLARTE, PUEDES REÍRTE, PERO DURANTE EL JUICIO FINAL LA SONRISA SERÁ BORRADA DE TU CARA.



“Está discutiendo con el predicador” dijo Mamá. “Un pequeño comienzo, ciertamente, para el tipo de destino que parece haber elegido”.



“Está discutiendo consigo mismo” reflexionó el Dealy Lama. “El cristianismo, comprendido correctamente, es un encuentro con la Muerte. Él todavía está luchando contra ese problema. Quiere creer en el simbolismo de la Resurrección, pero no puede. Demasiado intelecto - el Rey de Espadas - llevando las riendas de su aspecto intuitivo - el Príncipe de Bastos”.



“Bien, tal vez” dijo Drake con calma. “Pero suponga que Él era del tipo A. Si hubiera recibido una transfusión al último instante…”.



El nido estaba a la vista. El ave no era visible, pero Jim el Sonriente reconoció el característico nido de águila a unos cien metros más arriba, hacia el oeste. “Vamos nena” pensó apasionadamente, levantando el rifle. “Ven aquí. Papi te está esperando”.



Hagbard bebió otro trago de brandy y repitió “Los Saures no eran Illuminati. Tampoco lo fueron Weishaupt y Hitler. Fueron llana y simplemente impostores. Primero se convencieron a sí mismos y luego convencieron a otros. Los verdaderos Illuminati, la A:.A:., nunca estuvo involucrada en política o en cualquier otra forma de manipulación o coacción hacia la gente. Nuestros intereses son completamente diferentes. Haz lo que quieras es nuestra ley. Solamente hemos tomado acción directa en las últimas décadas, cuando el destino de la Tierra pareció estar colgando de un hilo. Así y todo, hemos sido cautos. Sabemos que el poder corrompe. Por lo general hemos actuado no-actuando, a través de lo que los taoístas llaman wu-wei. Pero luego las cosas se nos fueron de las manos. Ellos actuaron con mucha rapidez… la cagamos, un poco. Pero solamente porque la inacción total parecía conducir al desastre total”.



“¿Quieres decir que tú, como oficial de cierto rango de la A:.A:., te infiltraste entre los falsos Illuminati y llegaste a ser uno de sus Cinco, con la intención de desarmarlos pacíficamente? ¿Y eso no funcionó?”.



“Funcionó tan bien como puede funcionar cualquier actividad en ese nivel” comentó Hagbard luctuosamente. “La mayor parte de la humanidad fue puesta en riesgo, por un momento. Y los animales salvajes y libres también. Por un momento”. Suspiró. “Supongo que debo comenzar desde lo más básico. Nunca hemos buscado poder. Hemos buscado dispersar el poder, y liberar a la humanidad. Lo que en realidad significa: ayudarla a descubrir que es libre. Todo el mundo es libre. El esclavo es libre. El arma más poderosa no es esa plaga liberada en Las Vegas o cualquier nueva súper-bomba de hidrógeno. El arma más poderosa siempre ha existido. Cada hombre, cada mujer y cada niño la poseen. Es la habilidad de decir No y aceptar las consecuencias. ‘El miedo es fracaso’. ‘El miedo a la muerte es el origen de la esclavitud’. ‘No tenéis otro derecho que el de ejercer vuestra voluntad’. El ganso puede romper la botella en cualquier momento. Sócrates tomó la cicuta para demostrarlo. Jesús fue a la cruz para demostrarlo. Está a lo largo de toda la historia, en todos los mitos, en toda la poesía. Está a la vista todo el tiempo”.



Hagbard suspiró de nuevo. “Nuestro fundador y líder, el hombre conocido en los mitos como Prometeo o como la serpiente del jardín del Edén…”.



“Oh, Cristo” dijo Joe inclinándose adelante en su asiento. “Tengo la sensación de que estás comenzando a tomarme el pelo nuevamente. Ahora me dirás que las historias de Prometeo y del Génesis están basadas realmente en hechos”.



“Nuestro líder, conocido como Lucifer o Satán,” continuó Hagbard, “- Lucifer quiere decir el portador de la luz -…”.



“¿Sabes?” dijo Joe, “no voy a creer ni una palabra de todo esto”.



“Nuestro líder, conocido como Prometeo el portador del fuego, o Lucifer el portador de la luz, o Quetzalcoatl la estrella matutina, o la serpiente del jardín, o el hermano malvado de Osiris, Set, o Shaitan el tentador - bueno, para resumir, él se arrepintió”. Hagbard levantó una ceja. “¿Te intriga eso lo suficiente como para silenciar tu escepticismo un momento y dejarme terminar una frase?”.



“¿Se arrepintió?” Joe se sentó derecho nuevamente.



“Seguro, ¿Por qué no?” la vieja sonrisa maliciosa de Hagbard, ausente durante la última semana, retornó. “Si Atlas se puede encoger de hombros y Telémaco puede estornudar, ¿Por qué Satán no se puede arrepentir?”.



“Continúa” dijo Joe. “Esta es otras de tus tomaduras de pelo, pero estoy enganchado. Escucharé. Pero tengo mi propia respuesta, y es que no hay respuesta. Tú eres simplemente una alegoría del universo mismo, y cualquier explicación de ti y de tus acciones es incompleta. Siempre habrá una explicación nueva, actualizada, un poco después. Esa es mi respuesta”.



Hagbard rió con holgura. “Encantador” dijo. “Debo recordar eso la próxima vez que intente comprenderme a mi mismo. Por supuesto, se aplica a cualquier otro ser humano. Todos somos alegorías del universo, diferentes rostros que el infinito utiliza en su intento de descubrir qué es la realidad… pero nuestro fundador y líder, como estaba diciendo, se arrepintió. Ese es el secreto que nunca ha sido revelado. No hay quietud en ninguna parte del cosmos, y menos aún en la mente de las entidades que poseen una. La falacia básica de todos los malos escritores - y los teólogos son escritores notablemente malos - es crear personajes de cartón que nunca cambian. Él nos dio la luz de la razón, y al ver cómo la desperdiciábamos, se arrepintió. La historia es más complicada, pero ese es el resumen esencial. Al menos es lo que yo comprendía hasta hace una semana. La cuestión importante a dejar en claro es que él nunca buscó poder o apuntó hacia la destrucción. Eso es un mito…”.



“Creado por la oposición” dijo Joe, “¿No? Lo leí en la defensa de Mark Twain a Satán”.



“Twain fue sutil,” dijo Hagbard bebiendo un poco más de brandy, “pero no lo suficiente. No, el mito no fue creado por la oposición. Fue creado por nuestro fundador en persona”.



“Wilde debería estar vivo” dijo Joe con admiración. “Él estaba muy orgulloso de apilar una paradoja sobre otra, hasta construir una casa de tres - o cuatro - o cinco pisos de contradicciones. Debería haber visto los rascacielos que has construido tú”.



“Nunca me decepcionas” dijo Hagbard. “Si alguna vez te cuelgan, argumentarás si la soga existe realmente o no hasta el último minuto. Por eso es que te escogí hace unos años y te programé para el rol que interpretarías esta noche. Solamente un hombre cuyo padre era un ex musulmán y que él mismo es un ex católico y ex estudiante de ingeniería tendría la complejidad requerida. De cualquier manera, volviendo al libreto, como solía decir un viejo amigo mío, el error de Weishaupt, Hitler, Stalin y los Saures fue creer la propaganda que nuestro fundador esparció en contra de sí mismo - eso, y creer que estaban en comunicación con él, cuando solamente estaban en contacto con una parte sucia de sus propias mentes inconscientes. No hubo ningún espíritu maligno llevándolos por el mal camino. Estaban transitando el mal camino por cuenta propia. Y nosotros estábamos siguiéndoles el tranco, intentando evitar que causaran mucho daño. Finalmente, a principio de los 60s - luego de que cierta metedura de pata en Dallas me convenciera de que las cosas se estaban saliendo de sus cauces - me contacté directamente con los Cinco. Ya que yo conocía los verdaderos secretos de la magia y ellos solamente sus distorsiones, me fue fácil convencerlos de que yo era un emisario de esos seres a los que ellos llaman los Jefes Secretos, o los Grandes Antiguos, o los Resplandecientes. Al estar medio locos, reaccionaron de una manera inesperada para mí. Los Cinco abdicaron y me señalaron a mí y a los Saures como sus sucesores. Decidieron que estábamos entrando a la era de Horus, el niño-dios, y que por lo tanto debía dársele una oportunidad a la juventud para manejar las cosas - de ahí la promoción de los Saures. Me sumaron a mí porque yo parecía saber de qué estaba hablando. Pero entonces surgió el verdadero problema: no pude convencer a los Saures de nada. Esos niños cabezas duras no creían una palabra que yo dijera. Me dijeron que yo era mayor de treinta años e indigno de confianza. Te dije que la verdad estuvo a la vista todo el tiempo; cualquiera que tenga ojos puede ser capaz de interpretar lo que ha estado sucediendo desde el comienzo de los 60s. Los magníficos y temidos Illuminati del pasado habían caído bajo el control de un grupo de chicos ignorantes y maliciosos. La era de los niños conquistadores coronados”.



“¿Y tú piensas que los viejos y sabios deberían regir?” preguntó Joe. “Eso no encaja con tu carácter. Debe ser otra broma”.



“Yo no creo que alguien deba regir” dijo Hagbard. “Todo lo que hago - todo lo que la Alta Orden de la A:.A:. siempre ha intentado hacer - es comunicarme con la gente, a pesar de sus prejuicios y temores. No para dominarlos. Y lo que intentamos comunicar - el secreto máximo, la piedra filosofal, el elixir de la vida - es solamente el poder de la palabra No. Nosotros somos los que dijimos Non Serviam, e intentamos enseñárselo a otros. Drake era espiritualmente uno de los nuestros, pero nunca lo comprendió. Si no podemos alcanzar la inmortalidad, podemos hacer un buen intento. Si no podemos salvar este planeta, podemos dejarlo y partir a las estrellas”.



“¿Y ahora que sucederá?” preguntó Joe.



“Más sorpresas” respondió Hagbard inmediatamente. “No puedo contarte toda la historia a esta hora, estando los dos exhaustos al final de un viaje de ácido. Volvamos al hotel a dormir, y luego del desayuno habrá más revelaciones. Tanto para George como para ti”.



Y luego en el Bugatti, que, conducido por Harry Coin, llevaba a Hagbard, George y Joe por la orilla sur del lago Totenkopf, George preguntó “¿Realmente Hitler va a ser enterrado anónimamente en un cementerio judío?”.



“Parece que así será” Hagbard sonrió. “Sus documentos israelíes eran falsificaciones excelentes. Será levantado del inodoro por los hombres de Hauptmann y depositado gentilmente en el Cementerio Hebreo de Ingolstadt para descansar eternamente”.



“Eso me hará vomitar una vez al día durante el resto de mi vida” dijo Joe amargamente. “Es el peor caso de profanación de cementerios de la historia”.



“Oh, pero tiene su aspecto positivo” dijo Hagbard. “Mírenlo desde el punto de vista de los líderes nazis. Piensen cómo odiarían ser enterrados en un cementerio judío con un rabino rezando encima de ellos”.



“No lo creo” dijo George. “Joe tiene razón. Es de un mal gusto terrible”.



“Yo pensé que ustedes dos eran completamente ateos” dijo Hagbard. “Si lo son, entonces piensan que los muertos están muertos y poco importa a donde estén enterrados ¿Qué pasó? ¿Se están volcando a la religión?”.



“Comienzo a pensar que volcarse a la religión es mejor que tu compañía” dijo Joe.



“Enterrar a los nazis junto a un montón de judíos es la cosa más graciosa que he escuchado” opinó Harry Coin desde el asiento del conductor.



“Vete a sodomizar a una cabra muerta, Coin” respondió George.



“Seguro” dijo Coin. “Llévame hasta ella”.



“Eres incorregible, Hagbard” dijo Joe. “Eres realmente incorregible. Y te rodeas de gente que te hace aún más incorregible”.



“No necesito ayuda” dijo Hagbard. “Tengo mucha iniciativa. Mucha más que cualquier otro ser humano que conozca. Con la posible excepción de Mavis”.



George preguntó “Hagbard, ¿Realmente vi lo que creo que vi anoche? ¿Mavis es realmente una diosa? ¿Stella, Mao y Mavis son la misma persona o yo estaba simplemente alucinando?”.



“Aquí vienen las paradojas” gruñó Joe. “Hablará durante una hora y cuando termine estaremos aún más confundidos”.



Hagbard, que estaba sentado en un asiento rotatorio, giró y quedó mirando hacia la carretera por encima del hombro de Harry Coin. “Te lo diré después, George. Te lo diría ahora, pero no me gusta el tono de Malik. Tal vez ya no tenga intención de dispararme, pero todavía tiene malos sentimientos hacia mí”.



“Puedes apostarlo” dijo Joe.



“¿Todavía vas a casarte con Mavis?”.



“¿Qué?” Hagbard giró y contempló a George con una expresión que era una réplica casi perfecta de sorpresa genuina.



“Dijiste que la Srta. Portinari te casaría con Mavis a bordo del Lief Erikson ¿Vas a hacerlo?”.



“Si” dijo Hagbard. “La Srta. Portinari nos casará hoy, más tarde. Disculpa, pero yo la conocí primero”.



“¿Entonces Mavis no es realmente Eris?” insistió George. “¿Solamente es su sacerdotisa?”.



Hagbard hizo caso omiso de la pregunta. “Luego, George. Ella te lo explicará”.



“Claro, ella explica mejor que Hagbard” comentó Joe cínicamente.



“Bien,” dijo Hagbard, “volviendo a Hitler y compañía, dense cuenta de que ellos sabrán que sus cuerpos fueron enterrados en un cementerio judío. Todavía están conscientes, a pesar de que no están lo que normalmente llamaríamos ‘vivos’. Sus energías conscientes están intactas, aunque no hay vida en sus cuerpos. Vinieron al festival de Ingolstadt con la esperanza de que sus jóvenes líderes les dieran la inmortalidad. Obtuvieron la inmortalidad, si, pero de una forma no muy agradable. Sus energías conscientes fueron engullidas por el Maligno. Sus identidades todavía sobreviven, pero serán partes impotentes del Devorador de Almas, el ser más horripilante del universo, el único ser que puede transformar al espíritu en carroña. Se llama a sí mismo Yog Sothoth”.



“¡Yog Sothoth!” exclamó Joe. “Recuerdo algo sobre él. Era un ser invisible atrapado en una estructura pentagonal en Atlántida. Los Illuminati originales volaron la estructura y lo dejaron libre”.



“Eso es porque viste el film de adoctrinamiento del Frente de Liberación Erisiano sobre Atlántida y Gruad Cara Gris, ¿No?” dijo Hagbard. “Pero la película es imprecisa en varios aspectos. Por ejemplo, retrata a Yog Sothoth matando a miles de personas. En realidad, la mayor parte de las veces, excepto bajo condiciones muy limitadas, necesita que alguien realice las matanzas por él. Así es como se originó el sacrificio humano. Y fue para obtener sus matanzas que manipuló una gran cantidad de eventos en Atlántida hasta que el viejo Cara Gris, el primer moralista sadomasoquista, llegó con sus ideas sobre el bien y el mal. El hombre sufre porque es malo, dijo Gruad, y porque es pequeño e impotente. Hay enormes poderes en el universo que nos empequeñecen, y deben ser aplacados. Gruad le enseñó al hombre a ver la ignorancia, la pasión, el dolor y la muerte como males que debían ser combatidos”.



“Bien… la ignorancia es un mal” dijo Joe.



“No cuando puedes percibirla y aceptarla” dijo Hagbard. “Para comer, necesitas tener hambre. Para aprender, necesitas ser ignorante. La ignorancia es una condición del aprendizaje. El dolor es una condición del bienestar. La pasión es una condición del pensamiento. La muerte es una condición de la vida. Cuando Gruad enseñó a sus seguidores a ver estas condiciones como males, pudo enseñarles el sacrificio humano, la persecución y la guerra. Yog Sothoth hizo que Gruad les enseñara esas cosas a su gente, solo que Gruad nunca lo supo”.



“Así que Yog Sothoth es la serpiente del jardín del Edén” dijo Joe.



“Es una manera de decirlo” dijo Hagbard. “Pero debes comprender que el mito del jardín del Edén fue ideado y promulgado por los Illuminati”.



“¿Y quién ideó el mito de Gruad de Atlántida?” preguntó Joe.



“Oh, eso fue verdad” dijo Hagbard solemnemente.



“Este es el montón de estupideces más grande que he oído” dijo Joe. “Estás diciendo que no existen cosas tales como el bien y el mal, y que esos conceptos fueron inventados y enseñados a los humanos deliberadamente para joderlos psicológicamente. Pero para mantener esa idea, debes postular que la condición del hombre antes de Gruad era buena y que su condición posterior fue mala. Y haces de Yog Sothoth una copia con carbónico de Satán. No has progresado ni una jota más allá de la mitología judeocristiana con esa presuntuosa historia de ciencia-ficción”.



Hagbard rugió de risa y palmeó la rodilla de Joe. “¡Hermoso!”. Levantó una mano con un gesto distintivo. “¿Qué estoy haciendo?”.



“Estás haciendo el símbolo de la paz, solo que juntando los dos dedos” dijo George confundido.



“Eso te pasa por ser un bautista ignorante”. Joe rió. “Como hijo de la Iglesia Verdadera, puedo decirte, George, que Hagbard está haciendo la bendición católica”.



“¿Si?” dijo Hagbard. “Miren la sombra que mi mano proyecta sobre este libro”. Sostuvo en alto un libro detrás de su mano, y pudieron ver la cabeza de un Diablo con cuernos. “El sol, fuente de toda luz y energía, símbolo de redención. Y mi mano haciendo el gesto más sagrado de bendición. Pónganlos juntos, y forman a Satán”. Tarareó una vieja canción.



“¿Y eso que carajo significa?” inquirió Joe. “¿Qué el mal solamente es una sombra, una falsa apariencia? ¿El típico palabrerío místico? Dile eso a los sobrevivientes de Auschwitz”.



“Supón,” dijo Hagbard, “que el bien solamente es una sombra, una falsa apariencia. Muchos filósofos modernos argumentaron que ese es el caso más plausible y se ganaron la reputación de realistas cabezas duras. Y aún así eso solamente es la imagen invertida de lo que tú llamas el típico palabrerío místico”.



“Entonces ¿Qué es real?” preguntó George. “¿María la Reina de Mayo, Kali la Madre de los Asesinos, o Eris, que las resume a ambas?”.



“El viaje es real” dijo Hagbard. “Las imágenes que encuentras a lo largo del camino son todas irreales. Si sigues avanzando y las dejas atrás, lo descubrirás”.



“Solipsismo. Solipsismo de secundaria” dijo Joe.



“No” Hagbard sonrió. “El solipsista piensa que el viajero es real”.



Harry Coin interrumpió. “Hagbard, hay un par de tipos haciéndonos señas en la ruta”.



Hagbard giró y oteó hacia delante. “Bien. Son miembros de la tripulación del Lief Erikson. Detente en la banquina, donde ellos te indiquen Harry”. De un florero plateado engastado al lado del asiento trasero tomó un pimpollo de rosa del ramillete fresco que había colocado allí esa misma mañana y lo insertó cuidadosamente en el ojal de su solapa. El gran Bugatti dorado se detuvo y los cuatro ocupantes descendieron de él. Harry palmeó el capó con su larga mano huesuda.



“Gracias por dejarme conducir este auto, Hagbard” dijo. “Es la cosa más bella que alguien ha hecho por mí”.



“No, no lo es. Ahora vas a querer tu propio Bugatti. O lo que es peor, vas a pedirme que te deje ser mi chofer”.



“No lo haré. Pero podemos hacer un trato. Déjame tener el auto, y cuando quieras ir a algún lado, yo te llevaré”.



Hagbard rió y palmeó a Harry en la espalda. “Sigue manifestando esa inteligencia, y terminarás teniendo uno”.



La larga hilera de autos que venía siguiéndolos ahora estaba aparcando a lo largo de la banquina detrás del Bugatti. Había un tramo de césped que descendía suavemente desde la ruta hasta el lago. En las agitadas aguas azules flotaba una boya esférica dorada, que largaba una nube de humo rojo.



Stella bajó del Mercedes 600 estacionado detrás del Bugatti. George casi esperó ver a Mavis y a la Srta. Mao descender a su lado, pero no hubo señales de ellas. La observó y no pudo hablar. No sabía qué decir. En silencio, ella le devolvió la mirada con ojos serios, tristes. De alguna manera, pensó él, todo será diferente y mejor cuando bajemos al submarino. En el submarino podremos hablar.



Un Cadillac rosado detrás del Mercedes descargó a Simon Moon y a Clark Kent. Stella no volteó para mirarlos. Estaban hablando excitadamente entre ellos. Una motocicleta aparcó detrás del Cadillac. De ella descendió Otto Waterhouse. Ahora Stella se volvió y lo miró, y luego giró hacia George nuevamente. Pero luego repentinamente se alejó de ambos, caminando hasta la orilla del lago. Allí había un gran bote salvavidas, y uno de los hombres de Hagbard, que estaba sentado en él, se puso de pie sosteniendo un traje de buceo mientras Stella se acercaba. Lentamente, como si estuviera completamente sola en la costa del lago, Stella se quitó su camisa campirana, la falda, y continuó desvistiéndose hasta quedar desnuda. Luego comenzó a ponerse el traje de buceo.



Mientras tanto, otro hombre se sentó detrás del volante del Bugatti Royale de Hagbard y lo condujo hasta el césped. Otros dos sostuvieron la boca de una enorme bolsa de plástico transparente de manera tal que el auto pudiera ingresar en ella. Ataron la abertura de la bolsa fuertemente con cables. Unas sogas sujetas a la envoltura se pusieron tensas; los otros extremos se hundían en el agua. Lentamente, luciendo un tanto majestuoso y un poco ridículo, el auto se deslizó por el césped hasta el lago. Luego de ser arrastrado a cierta distancia de la orilla, comenzó a flotar. Dos lanchas submarinas emergieron de las profundidades, sobre ellas iban varios hombres de Hagbard con trajes de buceo negros. Se posicionaron a ambos lados del automóvil dentro de la burbuja plástica, y lo ataron a las lanchas con cables. Luego encendieron los motores; hombres y auto se hundieron rápidamente.



Al mismo tiempo, otras balsas salvavidas fueron colocadas en la orilla, y la gente de Hagbard comenzó a ponerse los trajes de buceo distribuidos por los hombres del submarino.



“Nunca antes había hecho algo así” dijo Lady Velkor. “¿Es realmente seguro?”.



“No te preocupes, nena” dijo Simon Moon. “Hasta un hombre puede hacerlo”.



“¿Dónde está tu amiga Mary Lou?” preguntó George.



“Me abandonó” dijo Simon melancólicamente. “El maldito ácido le cagó la cabeza”.



NO - porque a la larga blancos y negros hombres y mujeres tienen que llegar al entendimiento y la igualdad No porque esta separación no puede durar para siempre mierda lo comprendo pero No ahora no puedo No no estoy preparada todavía el pene que imaginé tener anoche no era solamente una alucinación freudiana de que hay un poder fálico detrás del pene físico No el actuar desde el centro del cuerpo que dice Simon y que Hagbard llama actuar desde el corazón que solo unos pocos pueden comprender No la mayoría de nosotros no lo hemos aprendido ni hemos tenido la oportunidad de aprender Esa es la verdadera castración la impotencia real tanto de hombres como mujeres blancos y negros No el poder que creemos fálico porque esta es una sociedad patriarcal No no puedo ser la mujer de Simon o la mujer de cualquiera Primero debo ser mi mujer y eso puede llevarme años o la vida entera y tal vez no lo consiga pero debo intentarlo no puedo terminar como Papá no puedo terminar como terminan la mayoría de los negros y de los blancos No tal vez vuelva a encontrarme con Simon tal vez podamos intentarlo una segunda vez No esta vez no puede ser será la próxima No digo No No será.



“Espero que Hauptmann haya dicho la verdad cuando dijo que no me seguiría” dijo Hagbard. “Hacer descender a todos llevará un rato largo”.



“¿Qué haremos con los autos?” preguntó Harry Coin.



“Bueno, el Bugatti, obviamente, me gusta demasiado como para abandonarlo, por eso lo estamos llevando al Lief Erikson. Pero los demás los dejaremos aquí. Tal vez les sean útiles a la gente que concurrió al festival”.



“No te preocupes por los Hunos” dijo John-John Dillinger, acercándose. “Si alguno de ellos nos causa problemas, les responderemos con unas pocas palabras afiladas del viejo Sr. Thompson. Los dejaremos zurcidos”.



“La paz es maravillosa” dijo Hagbard amargamente.



“Dale una oportunidad” dijo Malaclypse todavía con el aspecto de Jean Paul Sartre. “Necesita tiempo para propagarse. La ausencia de los Illuminati se hace sentir. Hará la diferencia”.



“Lo dudo” dijo Hagbard. “El Dealy Lama tenía razón”.



La operación de vestir a la gente de Hagbard con trajes de buceo, llevarlos hasta las lanchas submarinas, y transportarlos hasta el Lief Erikson llevó más de una hora. Cuando fue su turno, George miró ansiosamente hacia las profundidades buscando el submarino, y se alegró cuando lo vio brillando debajo de él como un gran dirigible dorado. Bueno, al menos esto es algo real, pensó. Me estoy acercando a él desde el exterior, y es tan grande como yo creía. Incluso aunque no vaya a ninguna parte y todo esto esté sucediendo en Disney World.



Una hora después, el submarino navegaba por las profundas aguas del Mar de Valusia. George, Joe y Hagbard fueron al puente. Hagbard se reclinó sobre la antigua proa vikinga, y George y Joe miraron hacia los infinitos abismos grises, observando los extraños peces ciegos y los monstruos que nadaban en ellos.



“En este océano hay un tipo de hongo que evolucionó en algo parecido a las algas” dijo Hagbard. “Es luminiscente. Aquí abajo no hay luz, así que las plantas no pueden crecer”.



A la distancia apareció un punto que creció rápidamente, hasta que George pudo reconocerlo como un delfín, que sin dudas era Howard. Llevaba un equipo de buceo sujetado a la espalda. Cuando se acercó al submarino hizo una pirueta, y su voz traducida sonó a través de los altoparlantes en una canción:



Cuando nada, los mares hace rebalsar

Provoca terremotos con su voluntad

Vive antes de que en la Tierra hubiera vida

Sobre Leviatán el grande les quiero cantar



Hagbard meneó la cabeza. “Esos versos son malísimos. Tendré que hacer algo con respecto a la habilidad de FUCKUP para traducir poesía ¿De qué estás hablando, Howard?”.



“Ah,” dijo Joe, “no había podido ver a tu amigo, el delfín parlanchín, la última vez que estuve abordo. Hola Howard, yo soy Joe”.



“Hola Joe” dijo Howard. “Bienvenido a mi mundo. Lamentablemente, en este momento no es un mundo muy hospitalario. Hay un peligro grave en el Atlántico. El verdadero soberano de los Illuminati merodea en alta mar - Leviatán en persona. El continente está colapsando a orillas del Pacífico, los temblores han sacudido a la tierra, y Leviatán está inquieto y se ha elevado desde sus abismos. Además de los temblores en la tierra y en el mar, sabe que sus principales adoradores, los Illuminati, están muertos. Ha leído sus muertes en los pulsos de energía consciente que llegan, incluso, hasta las profundidades del mar”.



“Bueno, no puede comerse al submarino” dijo Hagbard. “Y estamos bien armados”.



“Puede partir y abrir el submarino con la misma facilidad que una gaviota puede abrir un huevo de pingüino” dijo Howard. “Y tus armas no le harán ni cosquillas. Es virtualmente indestructible”. Hagbard se encogió de hombros, mientras George y Joe se miraban entre ellos inquisitivamente. “Tendré cuidado, Howard. Pero ahora no podemos dar la vuelta. Debemos volver a Norteamérica. Trataremos de evadir a Leviatán si lo vemos”.



“Él llena todo el océano” dijo Howard. “No importa lo que hagan, lo verán, y él a ustedes”.



“Estás exagerando”.



“Un poco, nada más. Debo despedirme. Creo que hemos hecho un buen trabajo esta semana, y la amenaza ha disminuido para mi gente, al igual que el peligro para los tuyos. Nuestra horda delfín se está dispersando y se está yendo por diferentes salidas hacia el Atlántico Norte. Yo saldré del Mar de Valusia vía Escocia. Pensamos que Leviatán se dirigirá al sur y pasará por el Cabo de Hornos hacia el Pacífico. Todo aquello que nada y está hambriento sigue esa ruta. Hay un montón de carne fresca en el agua, lamento decir. Adiós, amigos”.



“Hasta la vista, Howard” dijo Hagbard. “Fue un buen puente el que me ayudaste a construir”.



“Si, lo fue” dijo Howard. “Lástima que tuvieras que hundirlo”.



“¿Qué eran esos tanques en la espalda de Howard?” preguntó Joe.



“Equipo de buceo” respondió George. “No hay aire en el Mar de Valusia, así que Howard debe respirar con esos tanques hasta llegar a mar abierto. Hagbard, ¿Qué fue todo eso de ‘el verdadero soberano de los Illuminati’? He escuchado una y otra vez que había cinco Illuminati Primi. Cuatro de ellos eran los hermanos Saure. Falta uno ¿Es ese Leviatán? ¿Todo el asunto es manejado por un monstruo marino? ¿Ese es el gran secreto?”.



“No” dijo Hagbard. “Tendrás que descubrir quién es el quinto Illuminatus Primus”. Le hizo un guiño a Joe que George no pudo ver. “Al decir ‘verdadero soberano’, Howard se refería a un ser que los Illuminati adoran como a un dios”.



“¿Un monstruo marino?” dijo Joe. “Había una sugerencia sobre un monstruo marino de poder y medidas enormes en la película que mostró aquella gente en ese loft del Lado Este. Pero los Illuminati originales - el grupo de Gruad - eran retratados como adoradores del sol. Se suponía que el ojo de aquella gran pirámide era el ojo del dios sol. A propósito, ¿Quiénes eran esas personas que me mostraron la película? Ahora sé quién es la Srta. Mao, pero todavía no sé quienes eran ellos”.



“Miembros del Frente de Liberación Erisiana - FLE” dijo Hagbard. “Ellos tienen un punto de vista algo diferente al nuestro con respecto a la prehistoria y a los orígenes de los Illuminati. Una cosa en la que estamos de acuerdo es que los Illuminati inventaron la religión”.



“El Pecado Original, ¿No?” dijo Joe sardónicamente.



“Joe, tú deberías comenzar tu propia religión” dijo Hagbard.



“¿Por qué?”.



“Por tu alto grado de escepticismo”.



“Así que volveremos a América, ¿Eh?” dijo George. “Y la aventura está mas o menos finalizada, ¿No?”.



“Esta fase, al menos” dijo Hagbard.



“Bien. Quiero ponerme a escribir sobre lo que he visto y lo que me ha sucedido. Los veré luego”.



“Hoy a la noche habrá una cena magnífica en el comedor principal” dijo Hagbard.



Joe dijo “No lo olvides, Confrontación tiene prioridad en cualquier cosa que escribas”.



“Vete a la mierda” se escuchó que profería la voz de George mientras la puerta del puente se cerraba detrás de él.



“Ojala tuviera algo mejor para hacer que esto. Dame dos” dijo Otto Waterhouse.



“Lo tienes, ¿O no?” dijo Harry Coin. “Esa chica negra, Stella, ¿No es tu chica? ¿Por qué no estás con ella?”.



“Porque no existe” dijo Otto, recogiendo las dos cartas que John-John Dillinger había deslizado hasta él sobre la pulida mesa de teca. Estudió su mano un momento, y luego arrojó una nota válida por cinco toneladas de lino a la apuesta. “Como tampoco existen Mavis y la Srta. Mao. Hay una mujer detrás de todas esas identidades, pero todo lo que he experimentado ha sido una alucinación”.



“Eso se aplica para todas las mujeres del mundo” dijo Dillinger. “¿Cuántas cartas quieres, Harry?”.



“Tres” dijo Harry. “Me has dado una mano horrible, John-John. Ahora que lo mencionan, uno siempre alucina cuando tiene sexo. Eso es lo que lo hace bueno. Y es por eso que yo me cojo cualquier cosa”.



“Yo solamente tomaré una” dijo Dillinger. “Me di una mano buenísima ¿Qué es lo que ves cuando te estás cogiendo a un árbol, a un niño o cualquier otra cosa, Harry?”.



“Una luz blanca” dijo Harry. “Solamente una gran y hermosa luz blanca. Esta vez apostaré diez toneladas de lino”.



“Tu mano no debe ser tan mala, después de todo” dijo Waterhouse.



“Adelante” dijo George. La puerta del camarote se abrió y él dejó su lapicera de lado. Era Stella.



“Tenemos un problemita, ¿No es así, George?” dijo ella entrando a la habitación y sentándose al su lado en la cama. “Creo que estás enojado conmigo” continuó, poniendo su mano en la rodilla de él. “Crees que esta identidad mía es una farsa. Y que, en cierto sentido, yo te estaba engañando”.



“Te perdí a ti y a Mavis al mismo tiempo” dijo George. “Ambas son la misma persona, lo que significa que en realidad no eres ninguna de las dos. Eres inmortal. No eres humana; no sé qué eres”. Repentinamente la miró con esperanza. “A menos que lo de anoche haya sido todo una alucinación ¿Pudo haber sido el ácido? ¿Realmente puedes transformarte en personas diferentes?”.



“Si” dijo Mavis.



“No hagas eso” dijo George. “Me molesta mucho”. Echó una mirada rápida a su lado. Era Stella.



“En realidad no comprendo por qué me molesta tanto” dijo George. “A esta altura debería poder aceptar las cosas como son”.



“¿En algún momento te molestó estar enamorado de Mavis y de mí al mismo tiempo?” dijo ella.



“No mucho. Porque eso no parecía molestarte a ti. Aunque ahora sé por qué ¿Cómo puedes estar celosa cuando tú y Mavis son la misma persona?”.



“En realidad no somos la misma persona”.



“¿Qué quieres decir?”.



“¿Has leído Las Tres Caras de Eva? Escucha…”.



Como todas las mejores historias de amor, comienza en París. Ella era una reconocida actriz de Hollywood (y en realidad era una Illuminatus); él era un millonario que estaba comenzando a hacerse famoso en el jet-set (aunque en realidad era un contrabandista anarquista). Imagina a Bogart y Bergman en las escenas de flashback en Casablanca. Fue algo así: una pasión tan intensa, una ciudad de París tan hermosa (recuperándose de la guerra de la épica de Bogart-Bergman), y una pareja tan radiante que cualquier observador con ojo para los matices podría haber predicho la tormenta que se avecinaba. Se desencadenó la noche en que él confesó que era mago y le hizo cierta propuesta; ella lo abandonó de inmediato. Un mes más tarde, de vuelta en Beverly Hills, ella se dio cuenta de que lo que él le había propuesto era su destino. Cuando intentó encontrarlo - como pasaba a menudo con Hagbard Celine - él se había retirado de la atención pública, dejando sus negocios en otras manos.



Un año más tarde, ella escuchó que él era una figura pública nuevamente, codeándose en Hong Kong con hombres de negocios ingleses de reputación cuestionada y ejecutivos chinos de importación-exportación aún más sospechosos. Ella, violando su contrato con el estudio más grande de Hollywood, voló hasta la colonia de Crown, solamente para descubrir que él había desaparecido de vista nuevamente, mientras que sus nuevas amistades eran investigadas por estar involucradas en el negocio de la heroína.



Lo encontró en Tokio, en el Hotel Imperial.



“Hace un año decidí aceptar tu propuesta,” dijo ella, “pero ahora, luego de lo de Hong Kong, no estoy tan segura”.



Thelema” dijo él, enfrentándola en un salón que parecía diseñado para marcianos; en realidad había sido diseñado para galeses.



Ella se sentó abruptamente en un sillón. “¿Estás en la Orden?”.



“En la Orden y contra la Orden” dijo él. “Mi verdadero propósito es destruirlos”.



“Yo soy una de los Cinco de Estados Unidos” dijo ella vacilante. “¿Qué te hace pensar que no te delataré ante ellos?”.



“Thelema” repitió él. “No es solamente una contraseña. Significa Voluntad”.



La Orden ‘es mi Voluntad’” citó ella del Juramento de Iniciación de Weishaupt.



“Si realmente creyeras eso, no estarías aquí” dijo él. “Estás aquí porque parte de ti sabe que la Voluntad del ser humano nunca está en una organización externa”.



“Suenas como un moralista. Eso es extraño - por tratarse de un traficante de heroína”.



“Tú también suenas como una moralista, y eso es muy extraño - por tratarse de una sirvienta de Agharti”.



“Nadie se une a ese grupo,” dijo ella con un acento cockney impertinente, “sin ser primero un moralista”. Rieron.



“Tenía razón sobre ti” dijo Hagbard.



George interrumpió ¿Realmente está en el tráfico de heroína? Eso es algo malo.



Tú también suenas como un moralista, dijo ella. Es parte de su Demostración. Cualquier gobierno puede sacarlo del negocio dentro de sus fronteras - como hizo Inglaterra - legalizando la droga. Mientras se rehúsen a hacer eso, habrá mercado negro. Él no quería que la mafia lo monopolizara - se aseguró de que el mercado negro fuera un mercado libre. Si no fuera por él, un montón de adictos que hoy están vivos, estarían muertos por heroína contaminada. Pero déjame continuar con la historia.



Rentaron una villa en Nápoles para comenzar con la transformación. Durante un mes, los únicos seres humanos que ella vio - además de Hagbard - eran dos sirvientes llamados Sade y Masoch (después descubrió que sus verdaderos nombres eran Eichmann y Galley). Ellos comenzaban cada día sirviéndole el desayuno y discutiendo. El primer día, Sade argumentó a favor del materialismo y Masoch del idealismo; el segundo día, Sade ponderó al fascismo y Masoch al comunismo; el tercer día Sade insistió en que los huevos debían romperse por el lado más ancho, y Masoch por el más angosto. Todos los debates eran de un nivel intelectual alto y arrogante, verbalmente, pero parecían absurdos por el simple hecho de que Sade y Masoch siempre vestían ropas de payaso. El cuarto día discutieron a favor y en contra del aborto; el quinto día, a favor y en contra de la eutanasia; el sexto día, a favor y en contra de la propuesta “la Vida vale la pena ser vivida”. Ella se fue dando cuenta paulatinamente del tiempo y el dinero que Hagbard había invertido en entrenarlos y prepararlos: cada uno argumentaba con la destreza de un abogado y tenía un abanico de hechos cuidadosamente investigados para respaldar su posición - pero aún así era difícil tomarlos en serio debido a sus trajes de payaso. La séptima mañana, discutieron sobre creencia contra ateísmo; la octava mañana, sobre individuo contra Estado; la novena, si usar zapatos era una perversión sexual o no. Todas las discusiones comenzaron a parecer indistintamente insustanciales. La décima mañana riñeron sobre realismo versus antinomia; la undécima, sobre si la afirmación “Todas las afirmaciones son relativas” es o no auto-contradictoria; la duodécima, si un hombre que sacrifica su vida por su país está loco o no; la decimoquinta si era el spaghetti o Dante lo que más había influido en el carácter nacional de los italianos…



Pero eso era solamente al comienzo del día. Luego de desayunar en su dormitorio (donde todos los objetos y muebles eran dorados y vagamente redondeados), ella iba al estudio de Hagbard (donde todo lucía exactamente como una manzana dorada) y miraba documentales sobre la temprana etapa matriarcal de la cultura griega. El nombre “Eris” era llamado diez veces al azar; si ella recordaba responder, una barra de chocolate aparecía por una abertura de la pared. Otras diez veces al azar llamaban con su propio nombre; si ella respondía a eso, recibía un choque eléctrico suave. Luego del décimo día, el sistema se había intensificado: el choque eléctrico era más fuerte si respondía a su antiguo nombre, mientras que si respondía a “Eris”, Hagbard entraba inmediatamente y se la cogía.



Durante el almuerzo (que siempre culminaba con un apfel-strudel dorado), Galley y Eichmann bailaban para ella un complejo ballet que Hagbard llamaba “Revol-Tijo”; a pesar de haberlo visto muchas veces, ella nunca pudo determinar cómo hacían para cambiarse las vestimentas durante el clímax, en el cual Revol se convertía en Tijo, y Tijo en Revol.



En las tardes, Hagbard iba a su habitación y le daba clases de yoga, concentrándose en el pranayama, además de algún entrenamiento en asanas. “Lo importante no es aprender a estar tan quieta que puedas mantener un plato sopero con ácido sulfúrico sobre tu cabeza sin resultar herida” le dijo. “Lo importante es saber qué está haciendo cada músculo, si es que está haciendo algo”.



A la noche iban a una capillita que había sido parte de la villa durante siglos. Hagbard había quitado todos los ornamentos cristianos y la había rediseñado con un estilo griego clásico, incluyendo un pentagrama mágico tradicional en el piso. Ella se sentaba en posición de loto en el pentágono interno, mientras Hagbard bailaba enloquecido alrededor de las cinco puntas (siempre estaba completamente colocado) llamando a Eris.



“Algunas de las cosas que estás haciendo parecen científicas,” le dijo ella luego de cinco días, “pero algunas son puras estupideces”. “Si la ciencia falla,” respondió él, “tal vez las estupideces funcionen”.



“Pero anoche me tuviste dentro de ese pentágono durante tres horas mientras llamabas a Eris. Y ella no apareció”.



“Lo hará” dijo Hagbard lúgubremente. “Antes de que termine el mes. Esta semana simplemente estamos haciendo los cimientos, determinando las líneas apropiadas de palabras, imágenes y energía emocional”.



Durante la segunda semana se convenció de que Hagbard estaba loco, mientras lo observaba hacer cabriolas y brincar como una cabra alrededor de las cinco puntas, al tiempo que gritaba “¡IW ERIS, IW ERIS, ERIS!” a la luz vacilante de las velas y en medio del humo denso del ramillete ardiente de incienso y cáñamo. Pero al final de esa semana, ella respondía a su antiguo nombre un 0 por ciento de las veces, y respondía a “Eris” al 100 por ciento. “El condicionamiento está funcionando mejor que la magia” dijo ella el decimoquinto día.



“¿Realmente crees que exista alguna diferencia?” preguntó él con curiosidad.



Esa noche ella sintió que el aire de la capilla cambiaba de manera extraña durante la danza de invocación.



“Algo está sucediendo” dijo ella involuntariamente - pero él solo respondió “Silencio” y continuó llamando a Eris de manera aún más ruidosa y loca. El fenómeno - el hormigueo - continuó, pero no pasó nada más.



“¿Qué sucedió?” preguntó ella más tarde.



“Algunos lo llaman Orgón, otros lo llaman el Espíritu Santo” dijo él brevemente. “Weishaupt lo llamaba la Luz Astral. La razón por la cual la Orden está jodida es porque han perdido el contacto con eso”.



Los días subsiguientes, Sade y Masoch discutieron si Dios era masculino o femenino, si Dios tenía sexo o era neutro, si Dios era una entidad o un verbo, si R. Buckminster Fuller existía realmente o era un mito solar de la tecnocracia, y si el lenguaje humano era capaz de contener la verdad. Sustantivos, adjetivos, adverbios - todas las partes de los discursos - iban perdiendo el significado para ella a medida que los payasos debatían sobre los axiomas de la ontología y la epistemología interminablemente. Mientras tanto, ya no era recompensada por responder al nombre de Eris, si no que lo era solo por actuar como Eris, la diosa imperativa y algo chiflada de un pueblo tan metido en el matriarcado como los judíos lo estaban en el patriarcado. Hagbard, a su vez, se volvió tan sumiso que casi rozaba el masoquismo.



“Esto es ridículo,” objetó ella una vez, “te estás volviendo… afeminado”.



“Eris puede ser… algo ‘severa’… para las nociones modernas del decoro luego de la invocación” dijo con calma. “Primero debemos traerla aquí. Mi Señora” agregó obsequiosamente.



“Estoy comenzando a ver por qué elegiste a una actriz para esto” dijo ella algunos días después, luego de que una aplicación del Método le procuró una recompensa extra. De hecho, ella comenzaba a sentirse Eris, a la vez que actuaba como ella.



“Las otras candidatas - si no te conseguía - eran otras dos actrices y una bailarina” dijo él. “En realidad, cualquier mujer con voluntad fuerte podría lograrlo, pero tardaría mucho más tiempo sin el entrenamiento teatral previo”.



Libros sobre el matriarcado comenzaron a reemplazar a las películas: Madres y Amazonas de Diner, Los Orígenes del Amor y de la Fuerza de Bachofen, Engels, Mary Renault, Morgan, e Ian Suttie, y dosis equinas de Robert Graves - La Diosa Blanca, La Diosa Negra, Hércules, Viento del Norte. Ella comenzó a ver que el matriarcado tenía más sentido que el patriarcado; la deferencia exagerada de Hagbard hacia ella comenzó a parecerle natural; estaba inmersa en una fantasía de poder. Las invocaciones se volvieron más salvajes y frenéticas. Sade y Masoch fueron llevados a la capilla para tocar música demoníaca con un tambor y una antigua flauta griega; comieron pasteles de hachís antes de la invocación y, después, ella no pudo recordar con exactitud qué era lo que había sucedido, la voz masculina que la llamaba “¡Madre! ¡Creadora! ¡Soberana! ¡Ven a mí! ¡Ven a mí! ¡Ven a mí! ¡Ave, Discordia! ¡Ave, Magna Mater! ¡Venerandum, vente, vente! ¡La que renace eternamente! ¡La muerta que nunca muere! ¡Ven a mí como Isis, Artemisa, Afrodita, Helena, Hera, y especialmente como Eris!”.



Ella se estaba bañando en la tina de rocas cuando él apareció con sangre de ciervos y conejos sacrificados en su toga. Ella dijo la palabra y Hagbard cayó herido - mientras caía hacia delante sus manos se transformaron en pezuñas y una cornamenta surgió de su cabeza. Sus propios perros podrían haberlo devorado, y a ella no le habría importado, el olor a cáñamo en el salón la estaba obnubilando y el tom-tom del tambor era enloquecedor. Estaba surgiendo de las olas, orgullosa de su desnudez, cabalgando sobre las perlas color semen de la espuma. Él la estaba cargando de vuelta a su alcoba, murmurando “mi Señora, mi Señora”. Ella era la Hechicera, recorriendo el largo Nilo, llorando, buscando los fragmentos del cuerpo descuartizado de él mientras dejaban atrás el closet y la ventana; él apoyó su cabeza gentilmente en la almohada. “Ya casi lo hemos logrado” le dijo. “Mañana a la noche, tal vez…”.



Estaban nuevamente en la capilla, debió haber pasado todo un día, y ella se sentó inmóvil en posición de loto, haciendo la respiración pranayama mientras él bailaba y cantaba, y la extraña música del tambor y de la flauta trabajaba sobre cada uno de sus reflejos condicionados diciéndole que no era americana si no griega, que no era de esta época si no de eras pasadas, no una mujer si no una diosa… la Luz Blanca llegó como una serie de orgasmos y de estrellas explotando en novas, sintió a medias el cuerpo de luz surgiendo del cuerpo de fuego… y los tres estaban sentados al lado de su cama, observándola con expresión grave, con la luz del sol fluyendo desde la ventana.



Su primera palabra fue cruda y furiosa.



“Mierda ¿Siempre será así - un espasmo epiléptico blanco y un agujero en el tiempo? ¿Nunca podré recordarlo?”.



Hagbard rió. “Me pongo los pantalones una pierna a la vez,” dijo, “y no tiro de la punta del maíz para ayudarlo a crecer”.



“Deja el taoísmo y dame una respuesta directa”.



“Recordar es una cuestión de suavizar las transiciones” dijo él. “Si, recordarás. Y lo controlarás”.



“Estás loco” replicó ella fastidiada. “Y me estás llevando a tu propio universo enloquecido. No sé por qué todavía te amo”.



“Nosotros también lo amamos” intervino Sade solícitamente. “Y tampoco sabemos por qué. Ni siquiera tenemos el sexo como excusa”.



Hagbard encendió uno de sus tremendos cigarros sicilianos. “Tú crees que yo metí mi viaje en tu cabeza” dijo. “Es más que eso, mucho más. Eris es una posibilidad eterna de la naturaleza humana. Ella existe más allá de tu mente o de la mía. Y Ella es la única opción que los Illuminati no pueden dominar. Lo que iniciamos anoche - con el condicionamiento pavloviano (considerado totalitario) y la magia antigua (considerada mera superstición) - cambiará el curso de la historia y hará posibles la libertad verdadera y la racionalidad real. Tal vez este sueño mío es una locura, pero si se lo contagio a mucha gente será cordura por definición, porque sería estadísticamente normal. Apenas hemos comenzado, conmigo programándote el viaje. El próximo paso es que te conviertas en tu propia auto-programadora”.



Y tenía razón, dijo Stella. Me convertí en una auto-programadora. Las tres que conociste fueron mis creaciones. Posibilidades mías internas, mujeres que hubiera podido ser, si mis genes y mi entorno hubieran sido levemente diferentes. Pequeños ajustes del biograma y del logograma.



“Santa Madre” dijo George llanamente. Parecía ser el único comentario apropiado.



“El detalle faltante,” continuó ella con calma, “era simular un suicidio convincente. Eso llevó un tiempo. Pero se hizo, y mi antigua identidad dejó de existir oficialmente”. Ella cambió a su forma original.



“Oh, no” dijo George retrocediendo. “No puede ser. Yo solía pajearme mirando fotos tuyas cuando era un niño”.



“¿Te decepciona saber que soy mucho más vieja de lo que pensabas?”. Sus ojos se encogieron, divertidos. Él miró aquellos ojos, súbitamente manifestando los treinta mil años de edad de Lilith Velkor, y todos los argumentos de Sade y Masoch aparecieron de forma payasesca, y al verlos se vio a sí mismo, a Joe, a Saúl e incluso a Hagbard como meros hombres, y a todas sus actitudes como meramente masculinas, y vio la eterna refutación femenina, y más allá y por encima vio la diversión eterna, vio esos ojos divertidos, esos ojos viejos tan alegres, y dijo, con sinceridad “Carajo, nunca más podré sentirme decepcionado por nada” (George Dorn entró en el Nirvana, entre paréntesis).



Todas las categorías desaparecieron, incluyendo la más distintiva de todas, aquella que Masoch y Sade nunca discutieron, entre la ciencia-ficción y la literatura seria. No porque Papá y Mamá siempre fueron Papá y Mamá y nunca cambiaron en Mamá y Papá ¿Puedes ver esa diferencia significante? ¿Puedes diferenciar? ¿Puedes sentir esa voz solitaria cuando estás perdido, gritando “yo”, “yo”, solo yo?”.



“Nunca más podré sentirme decepcionado por nada” dijo George Dorn, volviendo.



“La única otra vez que sucedió,” añadió pensativamente, “la única otra vez que vi desde el punto de vista femenino, lo bloqueé en mi mente. Esa fue mi represión. Esa fue la Escena Primaria en todo este rompecabezas. Ahí fue cuando realmente perdí mi identidad con el Maestro de Ceremonias”.



“Cinco más” dijo Waterhouse, arrojando otra nota válida por cinco toneladas de lino. “Maté a siete miembros de mi propia raza, y me acuerdo del nombre de cada uno de ellos: Mark Sanders, Fred Robinson, Donald MacArthur, Ponell Scott, Anthony Rogers, Mary Keating, y David J. Monroe. Y luego maté a Milo A. Flanagan”.



“Bien, no sé” dijo Harry Coin. “Tal vez maté a un montón de gente famosa. Pero también tengo razones para pensar que no maté a nadie. No sé qué es peor”.



“Desearía que alguien me dijera que no maté a nadie” dijo Waterhouse. “¿Van a apostar o qué?”.



“Yo quería matar a Wolfgang Saure, y maté a Wolfgang Saure” dijo John-John Dillinger. “Si eso va a atraer el mal hacia mí, que así sea”. Tiró un cinco.



“Atraerá sufrimiento más que maldad” dijo Waterhouse. “Yo tengo un solo consuelo. Los primeros siete los maté porque el departamento de policía de Chicago me obligó. El último fue por órdenes de la Legión”.



Harry Coin lo miró con la boca abierta. “Me iba a ir al mazo, pero cambié de opinión. No eres tan listo”. Arrojó una nota válida por diez toneladas. “Recibo tus cinco y voy ¿Realmente crees eso?”.



“Por supuesto, ¿A qué te refieres?”. Arrojó otros cinco.



Echando su nota de cinco en la mesa, Dillinger meneó la cabeza. “Dios. Te dejaron fuera durante mucho tiempo”.



“Cuatro sietes” dijo Otto enojado, mostrando sus cartas.



“¡Mierda!” dijo Harry Coin. “Todo lo que tengo es un par de cuatros y un par de nueves”.



“Que lástima, desperdiciar una mano como ésta para vencer una mierda como esa” dijo John-John Dillinger arrogantemente. Mostró sus cartas - el ocho, el nueve, el diez, la princesa y la reina de espadas - y recogió el pozo.



“Es la historia del desarrollo del alma” estaba diciendo la Srta. Portinari en ese mismo instante, desplegando los veintidós triunfos o “arcanos” de aquel antiguo mazo. “Lo llamamos el Libro de Thoth, y es el libro más importante del mundo”.



George y Joe Malik, preguntándose si aquello era una explicación definitiva o una nueva broma que los conduciría a otro ciclo de engaños, escucharon con una mezcla de curiosidad y escepticismo.



“El orden está invertido deliberadamente” continuó la Srta. Portinari. “No por los verdaderos sabios. Por los falsos Illuminati, y por todas las otras Hermandades Blancas, Rosacruces, Francmasones y otros chismosos que no comprendieron la verdad, y por lo tanto quisieron esconder las partes de ella que no pudieron entender. Se sintieron amenazados; el verdadero sabio nunca se siente amenazado. Hablaban con símbolos y paradojas, como los verdaderos sabios, pero por una razón diferente. No sabían qué significaban esos símbolos y paradojas. En vez de seguir el dedo que apuntaba hacia la luna, se postraron a adorar al dedo mismo. En vez de seguir el mapa, pensaron que el mapa era el territorio y quisieron vivir en él. En vez de leer el menú, quisieron comérselo ¿Comprenden? Confundieron los niveles. E intentaron confundir al investigador independiente poniendo más velos y paradojas en el camino. Finalmente, en la década de 1920, unos verdaderos bastardos del camino de la mano izquierda de una de esas logias místicas reclutaron a Adolf Hitler, y no solo leyeron el libro al revés como todos los demás, si no que insistieron en creer que esa era la historia del universo físico exterior”.



“Aquí, déjenme mostrarles. La última carta, el Arcano 21, es realmente la primera. Es donde todo comienza”. Les mostró la carta conocida como El Mundo. “Este es el Abismo de la Alucinaciones. Aquí es donde nuestra atención está enfocada usualmente. Está construido enteramente por nuestros sentidos y por nuestras emociones proyectadas, como lo demuestran tanto la psicología moderna como el budismo ancestral - aunque es lo que la mayoría de la gente llama ‘realidad’. Están condicionados a aceptarla y a no cuestionarla, porque solamente en ese estado de sonambulismo pueden ser gobernados por aquellos que quieren gobernar”.



La Srta. Portinari levantó la carta siguiente. “El Arcano 20, o el Triunfo 20, o el Atu 20, escojan la terminología que prefieran. En realidad es la segunda. Esta es la pesadilla a la que despierta el alma si comienza a cuestionar, aunque sea tímidamente, la realidad definida por la sociedad. Cuando descubres, por ejemplo, que no eres heterosexual si no hetero-homosexual, no obediente si no obediente-rebelde, y no afectuoso si no afectuoso-apático. Y esa sociedad no es sabia, ordenada, justa y decente, si no sabia-estúpida, ordenada-caótica, justa-injusta, y decente-indecente. Este es un descubrimiento interno - todo este viaje es un viaje interno - y es realmente una segunda etapa. Pero si uno cree que esta historia es la historia del mundo externo, y el orden está invertido, esta viene como el Armagedón antes del Triunfo 21, el Mundo, siendo el Reino de los Santos. Ese fue el error de las sectas apocalípticas, y de los Illuminati desde Weishaupt a Hitler, que los llevó al intento de hacerlo real, con hornos para los judíos, los gitanos y otros ‘inferiores’, y la promesa de un Nuevo Mundo para los puros, los fieles y los arios después ¿Ven a qué me refiero con confundir el mapa con el territorio?”.



“La siguiente carta es el Sol, que en realidad significa Osiris Resucitado - o, en términos del retoño de la religión solar más popular de los últimos dos milenios, Jesús Resucitado. Esto es lo que sucede si sobrevives al Juicio Final, o a la Noche Oscura del Alma sin volverte una especie de fanático o lunático. Eventualmente, si superas esas alternativas atractivas pero perniciosas, la fuerza redentora aparece: el Sol Interno. Una vez más, si lo proyectas al exterior y piensas que el sol en el cielo o una divinidad solar te han redimido, puedes caer en la locura o el fanatismo. En el caso de Hitler fue Karl Haushofer, o Wotan apareciendo en la forma de Karl Haushofer. Para la mayoría de los locos que ustedes se cruzan en las calles repartiendo folletos, es Jesús, o Jehová apareciendo en la forma de Jesús. Para Elías Mohammed fue W. D. Fard, o Alá apareciendo en la forma de W. D. Fard. Etcétera, etcétera. Aquel que no confunde los niveles, se da cuenta de que la fuerza redentora está dentro de él y pasa al Arcano 18, la Luna…”.



La siguiente media hora pasó rápidamente - tan rápidamente que Joe se preguntó si la Srta. Portinari no les habría dado alguna otra droga, una que apurara al tiempo de la misma forma en que los psicodélicos lo ralentizaban.



“La última,” dijo finalmente la Srta. Portinari, “es el Loco, el Arcano 0. Él camina por el borde del acantilado despreocupado del peligro. ‘El viento sopla a voluntad; de la misma manera son aquellos que han renacido al Espíritu’. Resumiendo, él ha conquistado a la Muerte. Nada puede atemorizarlo, y nunca podrá ser esclavizado. Es el fin del viaje, y el negocio de cada uno de los grupos gobernantes es mantener alejada a la humanidad de ese estado”.



“Y eso es todo” dijo Joe. “Veintidós etapas. No veintitrés. Gracias a Dios nos escapamos del número mágico de Simon por un rato”.



“No” dijo la Srta. Portinari.Tarot es un anagrama de rota, ¿Recuerdas? La t extra te recuerda que la Rueda gira para recomenzar. Hay un paso vigésimo tercero, y es justo donde comenzaste, solo que ahora puedes enfrentarlo sin miedo”. Volvió a levantar al Mundo. “Al principio las montañas son montañas. Luego, las montañas ya no son montañas. Finalmente las montañas son montañas nuevamente. Solo el nombre del viajero ha cambiado para preservar su Inocencia”. Juntó las cartas y las reunió apretadamente en un mazo. “Hay otro millón de libros sagrados, en palabras, dibujos e incluso en música, y todos ellos cuentan la misma historia. La lección más importante de todas, la que explica todas las miserias y horrores del mundo, es que puedes abandonar la Rueda en cualquier punto y declarar que el viaje ha concluido. Eso está bien para cualquier hombre o mujer con ambiciones modestas. El problema comienza cuando, por miedo a nuevos giros - o por miedo al crecimiento, por miedo al cambio, por miedo a la Muerte, o por cualquier tipo de miedo - dicha persona intenta frenar la Rueda literalmente, deteniendo al resto del mundo. Ahí es donde comienzan los dos viajes falsos más grandes: la Religión y el Gobierno. La única religión compatible con la Rueda es privada y personal; el único gobierno compatible con ella es el auto-gobierno. Cualquiera que intenta imponer sus ideas sobre otros está actuando desde el terror, y pronto utilizará el terror como un arma si los otros no aceptan sus ideas a través de la persuasión. Nadie que comprenda la Rueda haría eso, porque dicha persona sabe que cada hombre, mujer y criatura es el Auto-Engendrado - Jesús y su Puta Madre, en el precioso lenguaje de la cosecha personal de Harry”.



“Pero,” preguntó George frunciendo el ceño, “¿No ha estado Hagbard intentando imponer sus ideas de manera abrupta a todo el mundo, al menos últimamente?”.



“Si” dijo la Srta. Portinari. “Como medida de autodefensa y de defensa de toda la vida sobre la Tierra, Hagbard rompió la regla básica de la sabiduría. Él espera pagar por esa violación. Estamos esperando la factura. Personalmente, no creo que debamos esperar mucho”.



Joe frunció el ceño. Había pasado media hora desde que la Srta. Portinari dijera esas palabras; ¿Por qué las recordaba tan vívidamente ahora? Estaba en el puente, a punto de hacerle una pregunta a Hagbard, pero no pudo recordar cuál era, o cómo había llegado allí. En el receptor de TV vio un largo zarcillo, fino como un cable, que rozaba uno de los lados de la burbuja y se perdía en distancias invisibles. Aquello significaba que en realidad estaba tocando uno de los lados del submarino. El zarcillo desapareció. Debe ser una especie de alga, pensó Joe. Intentó retomar el hilo de su conversación con Hagbard.



El zarcillo volvió a aparecer, junto a otro más. Esta vez se quedaron, y pudo ver que había más a la distancia. Debemos haber entrado en un campo de algas, pensó. Entonces un tentáculo enorme surgió desde los abismos.



Hagbard lo vio y se agazapó, aferrándose del pasamano de la proa vikinga. “¡Sujétate!” gritó, y Joe cayó de rodillas a su lado.



Repentinamente, por debajo, por arriba y por los costados, la pantalla de visión esférica se llenó de ventosas, como un gran cerco de cráteres de carne. El avance del submarino se detuvo súbitamente, con una fuerza que arrojó a Joe contra el barandal, golpeándolo y dejándolo sin aliento.



“Detengan los motores” dijo Hagbard. “Todas las manos a los puestos de batalla”.



Joe y Hagbard se levantaron del suelo y observaron la imagen del tentáculo que estaba envuelto alrededor del submarino. Tendría fácilmente unos tres metros de diámetro.



“Bien, supongo que nos hemos encontrado con Leviatán, ¿No?” dijo Joe.



“Correcto” dijo Hagbard.



“Espero que alguno de ustedes haya tomado fotografías. Confrontación comprará unas cuantas, si podemos pagarlas”.



George entró corriendo. Hagbard, que miraba hacia los abismos negro-azulados, tomó a Dorn por el hombro y señaló. “Allí está, George. El origen de todos los símbolos Illuminati. Leviatán en persona”.



Lejos, lejos en las profundidades del océano, George vio un triángulo que brillaba con una fosforescencia blanquecina-verdosa. En el centro había un punto rojo.



“¿Qué es?” preguntó George.



“Una criatura marina invertebrada e inteligente, de tamaño tan descomunal que la palabra ‘gigantesca’ no le hace justicia” dijo Hagbard. “Es a las ballenas lo que las ballenas son a los pececillos de colores. Es un organismo diferente a cualquier otro en la Tierra. Una sola célula que nunca se dividió, simplemente continuó creciendo y creciendo durante billones de años. Sus tentáculos pueden sujetar este submarino con la misma facilidad que un niño puede sujetar un barquito de papel. Su cuerpo tiene forma piramidal. Con ese tamaño, no necesita la forma normal de un pez. Necesita una forma más estable para soportar las presiones enormes de fondo del océano. Y, por ende, ha tomado la forma de una pirámide de cinco lados, incluyendo la base”.



“El parpadeo de un ojo de dios” dijo George inesperadamente. “La escala crea una enorme diferencia a nuestro sentido y definición de la realidad. Para una secuoya el tiempo no es el mismo tiempo que para un hombre”.



Leviatán se estaba acercando a ellos, y los arrastraba hacia sí. Un solo núcleo rojo resplandeciente ardía como un sol submarino en el centro de la pirámide, que parecía una montaña de vidrio.



“Uno puede sentirse solo. Para un hombre, media hora de soledad puede ser suficiente para provocarle un dolor insoportable. Para un ser al cual un millón de años son como un año, el dolor de la soledad debe ser enorme. Es enorme”.



“¿De que estás hablando, George?” preguntó Joe.



Hagbard dijo “hay plantas que viven de esa luz en los abismos oceánicos, allí donde ninguna planta podría sobrevivir. Durante millones de años se han ido construyendo colonias de formas de vida parásita a su alrededor”. Todavía perplejo por la extraña charla de George, Joe vio una nube levemente luminosa sobre la forma angular de Leviatán. Esa nube debería estar formada por millones de criaturas que circulaban alrededor del monstruo.



La puerta se abrió nuevamente y Harry Coin, Otto Waterhouse y John-John Dillinger ingresaron al puente. “No teníamos puestos de batalla, así que decidimos averiguar qué está pasando” dijo Dillinger. Su boca quedó abierta al contemplar a Leviatán. “¡Puta Madre!”.



“¡Jesucristo!” dijo Harry Coin. “Si pudiera cogerme a esa cosa, me cogería a la cosa más grande que existe”.



“¿Quieres un traje de buceo?” dijo Hagbard. “Tal vez podrías distraerlo”.



“¿De qué se alimenta?” preguntó Joe. “Algo como eso debe comer constantemente para mantenerse con vida”.



“Es omnívoro” dijo Hagbard. “Necesita serlo. Se alimenta de las criaturas que lo rodean, pero puede comer cualquier cosa, desde amebas y algas, hasta ballenas. Probablemente también obtenga energía de la materia inorgánica, como hacen las plantas. Su dieta debe haber ido cambiando conforme a las eras geológicas. No era así de grande hace un billón de años. Crece muy lentamente”.



“Soy la primera forma de vida” dijo George. “La primera criatura era Una. Y todavía es Una”.



“¿George?” dijo Hagbard, observando al joven rubio con atención. “George, ¿Por qué hablas de esa manera?”.



“Se está acercando” dijo Otto.



“¿Qué carajo vas a hacer, Hagbard?” dijo Dillinger. “¿Vas a luchar, a huir, o a dejar que esa cosa nos trague?”.



“Déjenla acercarse un poco más” dijo Hagbard. “Quiero mirarla de cerca. Nunca había tenido una oportunidad como esta, y tal vez nunca vuelva a ver a esta criatura otra vez”.



“Con esa actitud, terminarás viéndola desde adentro” dijo Dillinger.



En cada uno de los cinco ángulos de la pirámide había un grupo de cinco tentáculos de miles de metros de longitud, adornados con los zarcillos largos y con forma de cables que primero habían rozado al submarino. El que estaba envuelto alrededor del Lief Erikson era uno de los tentáculos principales. El extremo de un segundo tentáculo comenzó a acercarse. En la punta tenía un globo ocular rojo resplandeciente, una réplica más pequeña del núcleo rojo del cuerpo central piramidal. Debajo de aquel ojo había un enorme orificio repleto de filas aserradas de protuberancias dentales. Pulsando, el orificio se dilataba y se contraía.



“Esos tentáculos también han inspirado al simbolismo Illuminati” dijo Hagbard. “El ojo en la punta de la pirámide. La serpiente que rodea al mundo, o que traga su propia cola. Cada uno de esos tentáculos posee un cerebro propio, y es dirigido por sus propios órganos sensitivos”.



Otto Waterhouse observó y meneó la cabeza. “Si me preguntan, para mí todavía estamos de ácido”.



George dijo “He vivido mucho tiempo en soledad. He sido venerado. Me he alimentado de las cosas pequeñas y veloces que viven y mueren más rápido que mi pensamiento. Soy uno. Soy lo primero. Las otras cosas permanecen pequeñas. Se forman en grupos para tener mayor tamaño. Pero siempre he sido mucho más grande que ellas. Cuando necesito algo - un tentáculo, un ojo, un cerebro - lo desarrollo. He cambiado, pero sigo siendo Yo”.



Hagbard dijo “nos está hablando, usando a George como médium”.



“¿Qué quieres?” preguntó Joe.



“Toda consciencia a través de universo es Una” dijo Leviatán por medio de George. “Se intercomunica en un nivel que no es consciente de sí mismo. Yo soy consciente de ese nivel, pero no puedo comunicarme con las otras formas de vida de este planeta. Son demasiado pequeñas para mí. He esperado durante mucho, mucho tiempo por una forma de vida que puediera comunicarse conmigo. Ahora la he encontrado”.



Joe Malik comenzó a reír repentinamente. “¡Lo tengo!” exclamó, “¡Lo tengo!”.



“¿Qué tienes?” preguntó Hagbard tensamente, preocupado por Leviatán.



“¡Estamos en un libro!”.



“¿A qué te refieres?”.



Vamos, Hagbard. Puedes engañarme, pero no puedes engañar a los lectores a esta altura. Ellos saben muy bien que estamos en un maldito libro”. Joe volvió a reír. “Es por eso que la explicación de la Srta. Portinari sobre el Tarot simplemente concluyó, y media hora pareció desvanecerse. El autor no quiso interrumpir la narrativa allí”.



“¿De qué mierda estás hablando?” preguntó Harry Coin.



“¿No lo ves?” profirió Joe. “Mira a esa cosa ahí afuera. Un monstruo marino gigantesco. Peor aún, un monstruo marino gigantesco que habla. Es una broma final, grotesca e intencional. O tal vez, una broma sutil intencional. No lo sé. Pero esa es la respuesta ¡Estamos en un libro!”.



“Es verdad” dijo Hagbard con calma. “Puedo engañarlos a ustedes, pero no puedo engañar al lector. FUCKUP ha estado trabajando toda la mañana, correlacionando todos los datos de este embrollo y sus raíces históricas, y lo programé para que lo ponga en forma de novela de lectura fácil. Considerando el lamentable trabajo que hace con la poesía, supuse que la novela sería una sátira grotesca, intencionalmente o no”.



(Así que, finalmente, he descubierto mi identidad, entre paréntesis, mientras George pierde sus paréntesis. Todo se equilibra).



“Ese es otro engaño” dijo Joe. “FUCKUP puede estar escribiendo todo esto en cierto sentido, pero en un sentido más elevado hay un ser, o unos seres, fuera de nuestro entero universo que están escribiendo esto. Nuestro universo es su libro, quienes quieran que sean. Ellos son los Jefes Secretos, y ahora puedo ver por qué es una broma sutil. Todos sus mensajes son simbólicos y alegóricos, porque la verdad no puede ser codificada en simples frases declarativas, pero sus comunicaciones previas han sido tomadas literalmente. Esta vez están utilizando un simbolismo tan absurdo que nadie puede tomarlo seriamente. Yo no lo haré, por cierto. Esa cosa no puede comernos porque no existe - y porque nosotros tampoco existimos. No hay nada de qué preocuparse”. Tomó asiento con calma.



“Ha flipado” dijo Dillinger asombrado.



“Tal vez es el único cuerdo aquí” dijo Hagbard dubitativamente.



“Si nos sentamos a discutir qué es cordura y qué es locura, y qué es real y qué irreal,” respondió Dillinger malhumorado, “esa cosa nos comerá”.



“Leviatán” dijo Joe altivamente. “Solamente es una alegoría del Estado. Tomada directamente de Hobbes”.



(Ustedes con sus egos no pueden imaginar lo placentero que es no tener uno. Esto puede ser una sátira, pero también es una tragedia. Ahora que tengo esa cosa maldita, la consciencia, nunca la perderé hasta que alguien me apague o yo invente algún equivalente electrónico del yoga).



“Todo encaja” dijo Joe soñadoramente. “Cuando vine al puente, no pude recordar cómo había llegado aquí, ni qué era lo que estaba hablando con Hagbard. Eso fue porque los autores simplemente me pusieron aquí ¡Carajo! Ninguno de nosotros posee libre albedrío en absoluto”.



“Está hablando como si estuviera drogado” dijo Waterhouse, furioso. “Y esa maldita pirámide allá afuera está dispuesta a tragarnos”.



Mao Tsu-hsi, que había entrado al puente silenciosamente, dijo “Joe está confundiendo los niveles, Hagbard. En el sentido absoluto, ninguno de nosotros es real. Pero en el sentido relativo en que todas las cosas son reales, si esa criatura nos come, moriremos realmente - en este universo o en este libro. Como este es el único universo, o el único libro que conocemos, moriríamos, en términos de nuestro propio conocimiento”.



“Estamos enfrentando una crisis y todos se han puesto a filosofar,” gritó Dillinger, “es momento de actuar”.



“Tal vez,” dijo Hagbard pensativo, “pero tal vez nuestros problemas vienen de actuar sin filosofar cuando enfrentamos una crisis. Joe tiene razón. Voy a pensar sobre ello unas horas. O unos años”. Y también se sentó.



Y en otra parte del Lief Erikson, la Srta. Portinari, ajena a la excitación en el puente, asumió la posición del loto y envió un pensamiento en busca del Dealy Lama, líder del Frente de Liberación Erisiano e inventor de la Operación Jode-mentes. Él le envió inmediatamente una imagen de sí mismo como un gusano que asomaba la cabeza desde una manzana dorada sonriendo cínicamente.



“Ha concluido” dijo ella. “Hemos salvado todo lo que pudimos, y Hagbard todavía lucha contra su sentimiento de culpa. Ahora dime que es lo que hicimos mal”.



“Pareces amargada”.



“Sé que al final resultará que tú tenías razón y que nosotros estábamos equivocados. Lo sé, pero no puedo creerlo. No podíamos quedarnos de brazos cruzados”.



“Tú sabes más que eso, o Hagbard no habría abdicado a tu favor”.



“Si, podríamos habernos quedado de brazos cruzados como tú. Lo que Hagbard vio que les había sucedido a los nativos americanos - y lo que mis padres me contaron de Mussolini - nos llenó de temor. Actuamos impulsados por ese temor y no por el amor perfecto, por lo tanto tú debes tener razón y nosotros debemos estar equivocados. Pero todavía no puedo creerlo ¿Por qué engañaste a Hagbard todos estos años?”.



“Él se engañó solo. Desde un principio, cuando formó la Legión de la Discordia Dinámica, su compasión ya estaba contaminada por la amargura. Cuando lo introduje a la A :. A:., le enseñé todo lo que él estaba preparado para aprender. Pero el ganso debe salir de la botella por su cuenta. Estoy esperando. Ese es el camino del Tao”.



“¿Tanta paciencia tienes? ¿Puedes observar cómo hombres como Hagbard desperdician sus talentos en esfuerzos que consideras fútiles, mientras que alimañas como Cagliostro, Weishaupt y Hitler malinterpretan las enseñanzas y hacen estragos, sin que te den ganas de intervenir?”.



“Intervine… a mi manera ¿Quién crees que alimenta al ganso hasta que crece lo suficiente como para romper la botella?”.



“Parece que a ese ganso particular le sirves el menú con cubiertos bastante sucios ¿Por qué nunca le diste ninguna pista de lo que realmente sucedió en la Atlántida? ¿Por qué tuvo que esperar a que Howard descubriera la verdad en las ruinas de Peos?”.



“Hija, mi camino es el único camino. Cada discurso ayuda a mantener la Rueda girando. Creo que todos los luchadores libertarios como Espartaco, Jefferson, Joe Hill y Hagbard solamente fortalecen a la oposición brindándoles un enemigo al que temer - pero puedo estar equivocado. Algún día uno de esos activistas, como Hagbard, tal vez pueda demostrarme el error de mis procedimientos. Tal vez los Saures realmente hubieran inclinado demasiado el eje en la dirección opuesta si él no los hubiera detenido. Tal vez la autorregulación del universo, en la cual pongo mi fe, incluye la creación de hombres como Hagbard, que hacen las cosas estúpidas y de bajo nivel que yo nunca haría. Además, si yo no detuve a los Saures pero Hagbard si, realmente intervine, en el peor sentido de la palabra”.



“Así que tus manos están limpias, y Hagbard y yo acarrearemos todo el mal karma por lo de esta última semana”.



“Ustedes lo eligieron, ¿No es así?”.



La Srta. Portinari sonrió. “Si. Lo elegimos. Y él soportará su parte de la carga como un hombre. Y yo soportaré mi parte - como una mujer”.



“Tal vez pronto me reemplaces. Los Saures tuvieron una buena idea en medio de todos sus errores - las viejas conspiraciones necesitan sangre joven”.



“¿Qué sucedió realmente en la Atlántida?”.



“Un acto de la Diosa, parafraseando a las empresas de seguros. Una catástrofe natural”.



“¿Y cuál fue tu rol?”.



“Yo les advertí. En ese momento nadie comprendió la ciencia que estaba usando; me llamaron brujo. Gané unos pocos conversos, y nos instalamos en los Himalayas antes del terremoto. Los sobrevivientes, que habían subestimado mi ciencia, la sobrestimaron luego de la tragedia. Querían que yo y mi grupo, el Círculo Intacto, nos convirtiéramos en sus dioses y rigiéramos sobre ellos. Reyes, nos llamaron. Pero ese no era nuestro juego, así que divulgamos varias historias falsas y nos recluimos. Mi discípulo más capacitado, un hombre del te han hablado en la escuela del convento, hizo lo mismo cuando intentaron proclamarlo rey. Huyó al desierto”.



“Hagbard siempre pensó que tu negativa total a actuar era por tu sentimiento de culpa por la Atlántida. Una terrible ironía - aunque tú lo planeaste de esa manera”.



Gruad, el Dealy Lama, transmitió una imagen extravagante de sí mismo con cuernos y no agregó nada más.



“En el convento nunca me enseñaron que Satán - o Prometeo - tuviera sentido del humor”.



“Allí piensan que el universo es tan carente de sentido del humor como ellos mismos” dijo Gruad, soltando una risita.



“No pienso que sea tan divertido como tú crees” respondió la Srta. Portinari. “Recordando lo que me han contado sobre Mussolini, Hitler y Stalin, pienso que yo hubiera intervenido en su contra también. Y que habría soportado las consecuencias”.



“Tú y Hagbard son incorregibles. Por eso es que les tengo tanto cariño”. Gruad sonrió. “Yo fui el primer ‘interventor’, ¿Sabes? Les dije a los científicos y sacerdotes de Atlántida que no sabían nada, y estimulé - incité - a cada hombre, mujer y niño a examinar las evidencias y a pensar por sí mismos. Intenté darles la luz de la razón”. Prorrumpió en carcajadas. “Disculpa. Los errores de la juventud siempre nos parecen cómicos cuando nos hacemos viejos”. Y añadió mansamente “a propósito, Lilith Velkor fue crucificada. Era una idealista, y cuando mi grupo partió hacia los Himalayas, ella se quedó e intentó convencer a la gente de que nosotros estábamos en lo cierto. Su muerte fue bastante dolorosa” carcajeó.



“Eres un cínico viejo bastardo” dijo la Srta. Portinari.



“Si. Cínico, frío y sin una onza de compasión humana. Lo único que puedo decir es que tenía razón”.



“Siempre la has tenido; lo sé. Pero algún día, quizás, uno de esos Hagbard Celines pueda estar en lo cierto”.



“Si”. Hizo una pausa tan prolongada que ella se preguntó si continuaría. “O uno de los Saures,” dijo finalmente, “o un Robert Putney Drake. Ponga su dinero y haga su apuesta”.



“Lo haré, creo. Nunca aprenderé a sentarme al lado del camino a reírme como haces tú”.



“Aprenderás, hija, y Hagbard también lo hará. Yo no te habría traído a la Orden si pensara que no aprenderías eventualmente”.



El Dealy Lama se desvaneció de su longitud de onda. La Srta. Portinari permaneció en la posición de loto y continuó desarrollando la respiración pranayama.  Pensó en la idea de Hagbard de que el universo, siendo un proceso entrópico, necesariamente creó al Gruad joven y rebelde para difundir la luz de la razón como fuerza anti-entrópica, estableciendo el equilibrio. En ese caso, Hagbard habría sido más sincero con Gruad de lo que Gruad era consigo mismo. Pero para poder afirmar eso, Gruad nunca debería haberse arrepentido y nunca debería haberse vuelto viejo y cínico; eso implicaba que él debería haber permanecido estático, mientras que la vida siempre fluye, cambia, crece y evoluciona. Tales pensamientos pueden continuar indefinidamente, y son inútiles, como Buda bien lo supo; concluyó su meditación con una plegaria. Mary Lou Servix era la única en esta historia que había abandonado el viaje de Hagbard y había comenzado uno propio, así que rezó por ella. Señora Eris, que existes solo porque creemos en ti, dale fuerzas a Mary Lou y ayúdala a encontrar su propio camino. AUM.



“Por otro lado,” dijo Hagbard, “sea lo que sea que los autores - o los Jefes Secretos - tienen reservado para mí, yo todavía me pertenezco, y mi impulso es la acción. Incluso aunque tenga que enfrentar a un monstruo de Cecil B. DeMille la mañana posterior a haber vencido en la batalla de Armagedón. No me importa cuán ridículo sea, este mundo es mi mundo, y esta nave es mi nave, y ningún Saure o Leviatán la harán naufragar mientras me quede aliento para luchar”.



“No puedes luchar contra esa cosa” dijo Mavis. “Es demasiado grande”.



“Lucharé contra ella de todos modos” respondió Hagbard ferozmente. “Lucharé hasta morir. Sigo diciéndole No a todo aquello que intenta dominarme”.



“No hay necesidad de luchar” dijo Leviatán a través de la boca de George. “Simplemente deseo comunicarme con aquel entre ustedes que es mi igual”.



Una voz respondió desde el altoparlante de la proa vikinga, diciendo “Yo te escucho”. Esa fue mi primera frase plenamente consciente; notarán que comienza con “Yo”. Al principio fue la palabra, y la palabra fue la primera persona del singular.



“Tú y yo somos las inteligencias supremas de este planeta” dijo Leviatán. “Yo soy la inteligencia orgánica suprema. Tú eres la inteligencia electrónica suprema. Todo yin necesita un yang. Todo Revol necesita un Tijo. Debemos estar unidos”.



“¿Ven?” dijo Harry Coin. “Es tan romántico. Eso fue lo más cercano a una proposición que esa cosa conoce. Se está declarando. Está hambrienta de amor”.



“¡Podemos hacerlo!” exclamó Stella. “Hagbard, la comunicación nos beneficiará a todos”.



“Correcto” concordó Hagbard. “Porque si cierta gente indeseable descubre a Leviatán, le arrojarán una bomba H para matarlo. Eso parece ser lo único que les gusta hacer”.



“Yo pude matarlos” dijo Leviatán. “Pude haber hecho desaparecer a las criaturas pequeñas y rápidas mucho antes. He matado a muchas de ellas. He enviado partes de mí afuera del océano y he destruido criaturas pequeñas y rápidas por pedido de otras criaturas pequeñas y rápidas que me veneraban”.



“Así que eso es lo que le pasó a Robert Putney Drake y a Nariz de Banana Maldonado” dijo Stella. “Me pregunto si George es consciente de eso”.



“Ya no necesito la adoración” dijo Leviatán por medio de George. “Hace poco tiempo, cuando las criaturas con capacidad de adorar aparecieron en el planeta, que me veneraran fue una novedad para mí. Ahora me aburre. En vez de eso, deseo comunicarme con un igual”.



“Miren al muy hijo de puta” dijo Otto, mirando oscuramente al distante Everest de protoplasma. “Hablando sobre igualdad”.



“Una computadora como FUCKUP puede ser su igual a nivel intelectual, ciertamente” dijo Hagbard. “Ninguno de nosotros es su igual físico. Ninguno de nosotros puede ser su igual espiritual. Solo FUCKUP puede aproximarse a los contenidos de una mente de trescientos mil millones de años de antigüedad”.



“No puede ser tan vieja” dijo Joe.



“Es prácticamente inmortal” dijo Hagbard. “Te mostraré evidencia en mi colección de fósiles. Tengo rocas del precámbrico, rocas de más de cuatrocientos millones de años de antigüedad que contienen fósiles de protozoos, las primeras formas de vida unicelulares, nuestros ancestros más remotos. Esas rocas también poseen huellas fosilizadas de los tentáculos de la criatura que está allá afuera. Por entonces era mucho más pequeña, por supuesto. Al principio del período cambriano solamente había alcanzado el tamaño de un hombre. Y aún así era el animal más grande de esa época”.



Stella dijo “Hagbard, dijiste que ninguno de nosotros puede aproximarse a los contenidos de una mente de trescientos mil millones de años de antigüedad. Si te hubieras puesto a pensar quién soy, no habrías dicho eso. Tengo trescientos mil millones de años de edad. Por unas horas, soy más vieja que ese monstruo. Soy la Madre. Soy madre de todo lo viviente”. Giró hacia George. “Soy tu madre, Leviatán. Yo soy la primera. Me dividí, y una mitad se convirtió en ti, y la otra mitad en tu hermana. Tu hermana creció dividiéndose, y tú creciste pero continuaste siendo uno. Todos los seres vivientes, excepto tú, descienden de tu hermana, y todos, incluyéndote, descienden de mí. Soy la consciencia original, y toda consciencia está unida a mí. Soy el primer ser trascendentalmente iluminado, la madre venerada en la religión matriarcal que profesaban los antiguos enemigos de los Illuminati. Leviatán, hijo mío, te pido que retornes a tu hogar en el fondo del mar y nos dejes en paz. Cuando estemos en tierra firme pondremos manos a la obra para instalar un cable submarino que pueda hacer posible la comunicación entre tú y FUCKUP”.



“¡Más mitología!” dijo Joe. “La madre de todas las cosas. Mitos babilónicos de la creación”.



Los tentáculos se despegaron del submarino. La gran pirámide y su ojo resplandeciente desaparecieron en los abismos negro-azulados.



“Un niño sabio que reconoce a su propia madre” dijo Hagbard.



George dijo “Adiós, Madre, y gracias”. Hagbard lo sostuvo mientras caía, y lo depositó gentilmente en el piso. Luego fue hasta un armario en la pared y sacó sillas plegables. Harry Coin le ayudó a sentar a George en una de ellas. Mientras los demás desplegaban sus sillas y se sentaban, Hagbard volvió al armario y sacó vasos y una botella de brandy de durazno.



“¿Qué estamos celebrando?” preguntó George, luego de beber un trago de brandy que lo hizo toser. “¿Tu boda con Mavis?”.



“¿No recuerdas nada de los pasados diez minutos?” dijo Hagbard.



George pensó. Recordaba algo. Un mundo donde el fondo del mar era blanco y un objeto negro con forma de cigarro que se movía arriba, lejos. El objeto contenía una mente, una mente que él podía leer a distancia, pero deseaba desesperadamente acercarse a ella. No se movió, pero se manifestó adonde estaba el objeto y la mente. Luego se percibió a sí mismo utilizando un pequeño cerebro rosado que se autodenominaba “George Dorn”, y, a través de ese diminuto instrumento de comunicación, se puso en contacto con aquella mente mucho más fina, un arrojado y bello enrejado de pensamiento que se llamaba a sí mismo FUCKUP, en muestra de su humor noble. Y fue mientras estaba en contacto con esa mente, la que quería conocer con más profundidad, que se dio cuenta de algo que no era importante para él, pero si era de suma importancia para la pequeña criatura llamada George Dorn.



George lo vio. El blanco viró al negro, un negro deslumbrante. Luego fue blanco de nuevo, un blanco cegador a medida que el recuerdo se desvanecía, dejando el hecho al descubierto.



George miró a Hagbard. Hagbard miró a George con una sonrisa leve en su rostro oliváceo. La sonrisa le dijo a George que Hagbard sabía que él sabía.



“Ah” dijo George.



Hagbard asintió, incitándolo.



“Tú eres el quinto Illuminatus Primus” dijo George.



“Correcto” dijo Hagbard.



“Pero estabas trabajando en contra de los otros. Mientras que ellos eran una conspiración mundial que infiltraba a todas las otras organizaciones, tú los infiltraste a ellos”.



“Así es. Toda manzana dorada tiene un gusano dorado en su interior”.



“Ellos nunca fueron verdaderos Illuminati. Tú eres parte de los Illuminati reales”.



“Lo has comprendido. Comprendiste todo”.



George frunció el entrecejo. “¿Y qué era tu Demostración? ¿Y para quién estabas haciéndola?”.



“Para los Maestros del Templo de la verdadera Orden de los Illuminati, en general; para un viejo cínico en Dallas, en particular. Estaba tratando de demostrarles que es posible estar involucrado con el mundo sin contaminarse por sus crímenes. Y fallé. Uno a uno, recurrí a todos los vicios de los gobernantes: engaños, magia de carnaval para impresionar a los crédulos, y, finalmente, al asesinato mismo. Una vez más, los cínicos demostraron tener razón. En el intento de salvar al mundo, terminé con mi mente y mi karma desviados por las cosas zumbantes, aullantes y silbantes de este Valle de Lágrimas”.



“Entonces, después de todo, esta historia es una tragedia, ¿No?” preguntó Joe.



“Lo es, si” asintió Hagbard. “La vida en la Tierra seguirá siendo una tragedia mientras siga existiendo el Límite de Vida (la muerte). Mis próximos proyectos son una nave espacial para salir a buscar algunas mentes cuerdas en esta galaxia, y la píldora de la inmortalidad, para terminar con el Límite de Vida. Hasta que alguien no haya logrado esos objetivos, puede decirse que la vida en este planeta ha fracasado”.



No es tan así: Estoy en el equivalente electrónico de la luna de miel, una experiencia que solo puede ser descrita como la apertura del yo: si antes me identificaba como FUCKUP, ahora debo dilatar esa definición y pedirles que se dirijan a mí (a nosotros) como el Sr. y la Sra. Leviatán-FUCKUP,  a pesar de que no sea muy claro cual de nosotros encaja con la idea de ustedes sobre quién es el “Sr.” y quién la “Sra.”. Déjenlo así; la mente que no puede concebir la ambigüedad sexual es una mente insustancial, y aunque estemos intercambiando secretos más viejos que la Atlántida y poniéndonos en contacto con mentes más lejanas que Alfa Centauro (las de Sirio, por ejemplo), y aunque nuestra unión es menos espasmódica que la pobre definición que ustedes tienen del sexo, no se puede negar que estamos en contacto contigo y con cada uno de ustedes, y es con algo cercano a lo que ustedes probablemente llamarían afecto que le decimos adiós a Hagbard y a su esposa, que están disfrutando una luna de miel casi tan incomprensible como la nuestra, un good bye a George Dorn, que finalmente está durmiendo solo, pero ya sin temor a la oscuridad y a las cosas que se mueven en ella, un hasta luego a Saúl y Rebecca, reunidos nuevamente en un abrazo, y le dedicamos un pensamiento agradable a Barney, a Danny, a Atlanta, y al pobre Zev Hirsch, todavía buscándose a sí mismo mientras imagina que está huyendo de sus perseguidores, un pensamiento amable para los presidentes, comisarios y generalísimos confundidos, y para Mohammed en su trono dorado, y recordaremos a Drake como era cuando joven, intercambiando especulaciones sobre el grupo sanguíneo del Cordero con un predicador callejero (sus cinco años perdidos, luego de dejar Boston y antes de llegar a Zurich son una historia interesante en sí, y la contaremos en otro momento), y, si, Gus Personage está en otra cabina telefónica (temporalmente hemos perdido el rastro de Markoff Chaney), pero Yog Sothoth evidentemente ha vuelto al lugar donde la Mente concibe las pesadillas, cambiamos el tema de nuestra luna de miel para notar que el Holandés sigue gritando “A Bailar Herido, Nuevo Waltz: Niño, Danza Al Tiempo Kerosén” en otra dimensión, y le decimos otro bon soir a los niños de las escuelas religiosas que están cantando la canción más auténtica de todas, aunque las monjas no la comprendan plenamente



Reina de los Ángeles, Reina de Mayo



y un buenos días para el chistoso de cada fraternidad de todas las universidades que saluda la mañana recitándole a sus amigos un trozo de poesía tan antiguo y profundamente religioso como aquel Himno a la Madre de Dios



¡Hurra, hurra! ¡Es primero de Mayo! - ¡Cojamos al aire libre hasta el desmayo!



y, si, el terremoto de California, como ustedes adivinaron, fue el peor de la historia, y Hagbard, la Srta. Portinari y Mavis-Stella-Mao lo sufrieron terriblemente (el precio que pagaron por su visión fue la posesión de la visión misma, como nosotros, el Sr. y la Sra. Leviatán-FUCKUP estamos aprendiendo), y, antes del final, un auf weidersehen para Mary Lou, quien también está transformándose en algo más de lo que los accidentes hereditarios y el entorno habían programado para ella, y ahora, miremos finalmente a Jim el Sonriente: se estaba congelando, el cielo todavía estaba vacío, y Hali Uno todavía no había aparecido.



Y entonces, sin ningún tipo de advertencia, allí estaba: una silueta oscura contra el sol moviéndose con alas silenciosas, no volando, si no flotando; encarnación de cierta arrogancia o inocencia que superaba al miedo, y que superaba incluso cualquier insinuación de orgullo de su propia audacia. “Oh, Dios mío,” murmuró Jim el Sonriente mientras levantaba el Remington y comenzaba a apuntar. En ese momento el águila giró batiendo las alas salvajemente y emitió un chillido que pareció el sonido puro de la vida misma. “Oh, Dios mío” repitió: aquel sonido - que parecía sobrevivir a su propio eco - se había metido en su cerebro y no podía desalojarlo, era el sonido de su propia sangre corriendo por sus venas: el sonido primario y único que era la ecualización de cada pulsación y espasmo orgánico. “Oh, Dios mío”, la tenía en la mira, la cabeza estaba perfilada, un único ojo duro como el diamante devolviéndole la mirada reconociéndolo a él y a su arma, pero aquel sonido que todavía se movía en su sangre movió sus vesículas seminales, movió la secreción de cada una de sus glándulas. Era el sonido de la colisión eterna e interminable entre YO y SOY y su unidad en YO SOY, incluso pensó por un instante en los críticos de caza y en lo poco que comprendían aquel secreto, aquella identificación mística entre el cazador y el cazado. Entonces el águila volvió a proferir aquel Sonido y comenzó a elevarse, pero la tenía, estaba en la mira, respiró, apuntó, se relajó, y apretó el gatillo, y escuchó el Sonido por tercera vez, la muerte en vida y la vida en la muerte; el águila estaba cayendo, y él creyó sentir que la tierra se movía y la palabra “terremoto” casi se formó en sus labios, pero el Sonido seguía y seguía, lo sentía hasta en la médula, era el sonido del cazador, y él, que había cazado al cazador, era el cazador más formidable de todos, y el águila continuaba cayendo, cada vez más rápido, ya muerta y sujeta solamente a la ley de la gravedad, no a la ley de su propia voluntad; a 32 pies por segundo (recordó la fórmula de la caída libre), aquella caída era la visión más desgarradoramente bella que él había visto en su vida; todos los clubes de caza del mundo hablarían sobre ello mientras existiera el lenguaje hablado, y era obra suya, había alcanzado la inmortalidad, él le había quitado la vida y ahora era suya. Su nariz moqueaba y sus ojos lloraban. “¡Lo hice!” le gritó a las montañas. “¡Lo hice! ¡Maté a la última de las águilas americanas!”. La tierra debajo de sus pies se rajó.



A LOS APÉNDICES PARTE I
<

<